En medio de la tragedia de Once que conmovió al país, la familia de Alberto Ojeda, quien supuestamente había subido al tren, llevaba tres días sin saber de él y temía lo peor. En ese sentido lo denunciaron públicamente y las autoridades comenzaron a buscarlo.
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En medio de la tragedia de Once que conmovió al país, la familia de Alberto Ojeda, quien supuestamente había subido al tren, llevaba tres días sin saber de él y temía lo peor. En ese sentido lo denunciaron públicamente y las autoridades comenzaron a buscarlo.
Sin embargo, ayer pudieron ubicarlo sano y salvo en su casa: en realidad, jamás había viajado en la formación que chocó.
El joven chaqueño que trabaja en una panadería de Once era buscado por su hermano -quien al no saber exactamente dónde vivía, lo llamó en varias oportunidades y no logró respuesta- como posible víctima. Ojeda finalmente apareció. “Estaba con sus familiares y no había estado en el tren”, explicó ayer por la mañana el subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad, Claudio Avruj.
Sucede que el sábado, tras la denuncia pública del joven que buscaba a su hermano, las autoridades de Derechos Humanos de la Ciudad “inmediatamente nos pusimos a trabajar”, dijo a una radio porteña Avruj.
Para más confusiones sobre el paradero de Ojeda, el funcionario porteño recordó que “había dos mujeres de apellido Ojeda internadas en el hospital Rivadavia desde el día de la tragedia pero no tenían relación familiar con esta persona. (...) Fueron atendidas, internadas y se reencontraron con sus familiares”, añadió el funcionario.
Alberto José Ojeda, en tanto, “fue hallado y, gracias a Dios, este caso está terminado”, acotó el subsecretario de Derechos Humanos.
Marcharon por Lucas
Familiares y amigos de Lucas Menghini Rey -el joven de 20 años hallado el viernes en el tren de la tragedia de Once y que el sábado fue velado en un club de la zona- habían convocado a través de las redes sociales a una concentración para recordarlo. Y sus vecinos, sus conocidos, sus amigos y familiares se sumaron masivamente. La ceremonia fue emotiva.
Un grupo en el que se encontraba María Luján, la madre de Lucas, se quedó en Noguera, entre Italia y Ayacucho, en el centro de Padua. Otro, de muchísima gente, decidió marchar unas ocho cuadras hasta la iglesia. Y así, minutos antes de las 8, arrancó una intensa caminata en la que la consigna parecía ser aplaudir; ya que el sonido de cada vez más manos se prolongó durante casi una hora.
Al dolor de la tragedia de la estación de Once se le suma también la impotencia de querer buscar una respuesta que hasta el momento nadie parece tener.