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La vida de las niñas guerrilleras

Sabado, 10 de marzo de 2012 20:20

Cuando asesinaron a su hijo recién nacido tuvo que simular que no le afectaba. De haber llorado, habría terminado ante un consejo de guerra. Porque en las FARC, “la desmoralización insuperable”, consecuencia de atrocidades como la que sufrió “María”, de 21 años, es un delito que puede castigarse hasta con la muerte. Por eso optó por tragarse su tragedia. Pero desde aquel tercer “aborto”, practicados todos a la fuerza porque en las FARC para la tropa está prohibido tener hijos, la joven subversiva, reclutada cuando solo tenía 12 años, tenía muy claro que debía entregarse al Ejército para iniciar una vida alejada de la guerra. Le costó un tiempo lograrlo, puesto que las FARC, en cuanto sienten que uno de sus miembros puede acariciar la idea de fugarse, lo mantienen alejado de las poblaciones y vigilado.

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Cuando asesinaron a su hijo recién nacido tuvo que simular que no le afectaba. De haber llorado, habría terminado ante un consejo de guerra. Porque en las FARC, “la desmoralización insuperable”, consecuencia de atrocidades como la que sufrió “María”, de 21 años, es un delito que puede castigarse hasta con la muerte. Por eso optó por tragarse su tragedia. Pero desde aquel tercer “aborto”, practicados todos a la fuerza porque en las FARC para la tropa está prohibido tener hijos, la joven subversiva, reclutada cuando solo tenía 12 años, tenía muy claro que debía entregarse al Ejército para iniciar una vida alejada de la guerra. Le costó un tiempo lograrlo, puesto que las FARC, en cuanto sienten que uno de sus miembros puede acariciar la idea de fugarse, lo mantienen alejado de las poblaciones y vigilado.

Hace un año logró su sueño y desde entonces está reiniciando la vida junto a su compañero, también guerrillero, que se escapó con ella. Para evitar que otras chicas caigan en las redes de las FARC y padezcan el mismo infierno, “María”, nombre que utiliza por razones de seguridad, se incorporó a la campaña que se lanza esta semana, “Vuelve a ser mujer”, promovida por el Ministerio de Defensa colombiano en las zonas de influencia de dicha banda terrorista.

Mediante mensajes y entrevistas de radio, en emisoras que llegan a los más recónditos rincones de la selva, exguerrilleras muy jóvenes cuentan su experiencia con la esperanza de que sus antiguas compañeras den el paso a la civilidad. Asímismo, Defensa, junto a distintas entidades estatales, promueve programas sociales encaminados a potenciar el espíritu emprendedor de las mujeres en áreas rurales, donde las FARC mantienen un cierto control territorial. El fin no es solo atraer a las combatientes -ya son 4.666 mujeres, desde el 2002, que se han desmovilizado- sino evitar que otras niñas se incorporen a las filas terroristas. “Duré ocho años en las FARC y me practicaron tres abortos, aunque el último bebé, que tenía ocho meses y medio, nació vivo y yo lo tuve dos días conmigo”, aseguró la chica, que ya no podrá ser madre por los abusos que padeció.

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