En un nuevo Día de la Memoria propongo que los argentinos nos acordemos de aquellos que sufren por la falta de derechos, de equidad, de oportunidades, de seguridad y acceso a la educación, entre otras cosas. Encontramos nuevas víctimas de todas aquellas carencias, esas personas, que componen una enorme mayoría de excluidos, entre las que estamos los que no somos amigos del poder. Pero solo parecen dignos de recordar aquellos que mediante la violencia intentaron hacerse del poder, matando a mansalva a civiles, militares y policías, buscando convertir la República en un satélite comunista, que seguramente sería hecho a imagen y semejanza de la Cuba actual.
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En un nuevo Día de la Memoria propongo que los argentinos nos acordemos de aquellos que sufren por la falta de derechos, de equidad, de oportunidades, de seguridad y acceso a la educación, entre otras cosas. Encontramos nuevas víctimas de todas aquellas carencias, esas personas, que componen una enorme mayoría de excluidos, entre las que estamos los que no somos amigos del poder. Pero solo parecen dignos de recordar aquellos que mediante la violencia intentaron hacerse del poder, matando a mansalva a civiles, militares y policías, buscando convertir la República en un satélite comunista, que seguramente sería hecho a imagen y semejanza de la Cuba actual.
¿Matar niños y adolescentes hijos de militares era legal en la década del 70? ¿Poner bombas en casas, autos, comedores, fue lícito entonces? ¿Los secuestros extorsivos estaban previstos por la ley? ¿Derribar un gobierno democrático estaba solamente vedado a las Fuerzas Armadas? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es no, ¿por qué no se juzga a ningún guerrillero? ¿Hasta cuando vamos a mirar hacia atrás? ¿Cuándo vamos a preocuparnos por el futuro de todos? ¿Hasta cuando vamos a aceptar el show mediático que nos venden con los juicios a militares que están condenados de antemamo? ¿No nos damos cuenta que es la vulgar venganza de aquellos que fueron derrotados en el campo militar que ellos mismos eligieron? ¿Es mucho pedir que haya de una vez y para siempre justicia para los uniformados? Yo también he sufrido muertes violentas, ya que familiares militares míos han caído salvajemente a manos de la guerrilla y de la Triple A. Pero no quiero más sangre, pretendo de una vez que haya paz y un futuro que no haga distingos.
Ojalá Dios así lo quiera, algún día la mayoría se dé cuenta de que los están engañando y usando para beneficio de pocos y se elijan gobernantes en serio y no sólo por el pan y circo para todos.
Celina Orlando Amoedo Ramírez, Ciudad