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Vladimir Putin se convirtió en el nuevo zar ruso

Domingo, 04 de marzo de 2012 22:41

Según algunas teorías, Putin habría suscrito un contrato social con el pueblo ruso, hastiado de tanta miseria.

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Según algunas teorías, Putin habría suscrito un contrato social con el pueblo ruso, hastiado de tanta miseria.

Tras doce años en el poder, Vladimir Putin se convirtió en el nuevo “zar ruso”, un monarca omnipotente con trono, pero sin corona, con los defectos y virtudes de otros jerarcas que gobernaron ese país con mano de hierro como Iván el Terrible (siglo XVI), Pedro el Grande (XVII-XVIII) o Stalin (XX).

Nadie recuerda ya al primer presidente democráticamente elegido de la historia de Rusia, Boris Yeltsin, quien le cedió el poder un 31 de diciembre de 1999. Mientras tanto, “Gorbi”, como es conocido popularmente el último dirigente de la Unión Soviética, es admirado en Occidente, pero ignorado, cuando no vilipendiado, en su propio país.

El antiguo agente del temido KGB es una figura omnipresente en la vida de los rusos. No en vano les devolvió el orgullo perdido. Vladimir Vladimirovich Putin se convirtió en la principal marca registrada rusa en el mundo, por encima del mismísimo vodka, el caviar, el ballet y los fusiles Kalashnikov.

El líder ruso es infalible, sea como primer ministro, piloto, bombero, cazador, explorador, arqueólogo o ballenero. Putin no comete errores, ya que nunca hace promesas. No lo necesita, ya que está por encima del bien y el mal.

“Putin es nuestro líder, nuestro guía. Somos afortunados de ser sus contemporáneos”, afirmó Alexandr Tambov, dirigente regional de Rusia Unida, después de que el presidente ruso, Dmitri Medvedev, anunciara que cedería el Kremlin a Putin en 2012. Esta frase podría aplicarse a autócratas de nuestro tiempo como el norcoreano Kim Jong-il o el cubano Fidel Castro. Ellos solo pueden ser juzgados por la historia. Putin, cuya forma de gobierno tiene más rasgos asiáticos que europeos, es el demiurgo de la nueva sociedad rusa, aún traumatizada por la caída de la URSS y humillada por las privatizaciones postsoviéticas.

“Putin es como los dictadores soviéticos. Quiere perpetuarse en el poder por todos los medios y sin consultar a la población”, comentó a elmundo.es Ludmila Alexéyeva, octogenaria activista soviética y rusa. No obstante, advierte que su base de poder no es tan sólida y que está directamente relacionada con el bienestar de la población.

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