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Intelectuales ligados al peronismo desafían al kirchnerismo

Domingo, 04 de marzo de 2012 03:17

Intelectuales, científicos y artistas que se definieron como “vinculados al peronismo y a sectores independientes que convergen con él”, reunidos como Grupo Consensos, han salido a la palestra para polemizar con el “kirchnerismo cultural”.

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Intelectuales, científicos y artistas que se definieron como “vinculados al peronismo y a sectores independientes que convergen con él”, reunidos como Grupo Consensos, han salido a la palestra para polemizar con el “kirchnerismo cultural”.

Bajo el título “Hacia la comunidad organizada del siglo XXI”, los intelectuales peronistas han elaborado un manifiesto en el que discuten “el dogma que se autodefine como progresismo y, en general, concibe como progreso distintas variantes de la decadencia. Se trata, en rigor, de un retroprogresismo: en temas fundamentales simula que la realidad no cambia y se mantiene anclado a ideas, tics o reflejos condicionados de un patético anacronismo. Este sedicente progresismo es, en rigor, agente del statu quo”, afirman.

Señalaron, además, que “El grupo intelectual "progresista' hoy predominante es el que funciona como corte cultural del Gobierno central, un colectivo de funcionarios, becarios y aplaudidores que aportó al Gobierno el adjetivo "destituyente' para calificar la movilización rural y urbana de 2008”, describen. Y agregan: “Más allá de sus conquistas presupuestarias, de sus kilométricas cartas abiertas y de la resonancia que le facilita el aparato mediático, la verdad es que ese sector influye mínimamente en las políticas del oficialismo; más bien su tarea reside en elaborar un envoltorio de justificaciones capaz de contener el respaldo al Gobierno de algunas fracciones de los sectores medios así como de aportar adorno al "relato' oficialista. Estos bravíos apologistas de revoluciones lejanas no se animan siquiera a objetar seriamente al Gobierno la adulteración de las cifras del Indec. Si se trata de debatir políticas efectivas, los exponentes más genuinos del Gobierno, sus intelectuales más orgánicos, son funcionarios -como Guillermo Moreno, Ricardo Etchegaray, Gabriel Mariotto, Julio De Vido o Carlos Zanini. Son ellos y, por supuesto, la propia Presidenta y, en su momento Néstor Kirchner- los que encarnan los conceptos y la práctica del llamado modelo”.

La declaración señala: “El hipercentralismo, la falsificación estadística, la manipulación informativa, los límites a las libertades, el manejo discrecional de los recursos nacionales, el unitarismo fiscal, las presiones sobre todo sector que pretenda ejercer autonomía (la prensa, la Justicia, el movimiento obrero, etc) son puntos de un programa político-cultural que no surge de ningún debate de los cenáculos culturales oficialistas, sino que es la decantación del recetario progresista en las condiciones de un gobierno que, surgido principalmente del voto del peronismo, obedece a otras consignas y prácticas”.

Los intelectuales de Consensos cuestionan que “desde el Gobierno y desde cierta oposición, se alzan voces para proclamar la caducidad histórica del peronismo y postular su desaparición. El oficialismo pretende sustituirlo por el "kirchnerismo', ampulosamente publicitado como una "fase superior' del justicialismo. Desde cierta oposición, sea a través de Plataforma 2012 o de otros grupos de matriz liberal, se busca también atraer a sus presuntos restos mortales para nutrir nuevos experimentos de centroizquierda o de centroderecha. En todos los casos, existe un común denominador: la implícita caracterización del justicialismo como una bestia descerebrada, un espacio conceptualmente vacío, y la absoluta ignorancia acerca de la doctrina y el pensamiento de Perón”.

En ese sentido, señalaron que “Juan Domingo Perón no legó a la sociedad nacional ni un populismo ni un nacionalismo obtuso, sino un patriotismo de proyección continental y universal o, si se quiere, un universalismo enraizado en nuestra tierra, nuestra sociedad, nuestras tradiciones, nuestra historia

El Gobierno, según Consensos, “corre una carrera contrarreloj para lograr su objetivo de perpetuarse en el poder. Antes de 2015 se propone eliminar cualquier posible alternativa peronista para la sucesión presidencial. De allí la necesidad imperiosa de embestir ya no solo contra una oposición políticamente desarticulada, sino contra quienes hasta ahora habían sido sus más importantes aliados tácticos, como el gobernador Daniel Scioli o el secretario general de la CGT, Hugo Moyano”.

Los intelectuales aclararon que “no queremos un Estado inerte ni faccioso, sino un Estado fuerte y eficaz, que se ocupe de las grandes estrategias nacionales, de intervenir con políticas que liberen las fuerzas creativas y productivas de la Argentina, encorsetadas por políticas anacrónicas”.

Entre los firmantes están los escritores Abel Posse y Graciela Maturo, el filósofo Silvio Maresca, el pintor Enrique Breccia, intelectuales, historiadores y periodistas como Claudio Chaves, Pascual Albanese, Pablo Anzaldi, Pablo Rojo, Jorge Lulo, Juan Maya, Daniel Vicente González, Heriberto J. Auel, Diana Ferraro, Antonio Calabrese, Lisandro Mora, Víctor Lapegna, Carlos Falcone, Mario Elgue y Rodolfo Barra.

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