Cada vez que nos tenemos que comprar un perfume, comenzamos a deambular por las casas especializadas de las que somos clientas desde hace años; esto es porque las asistentes nos tienen paciencia en esto de probar las fragancias en los cartoncitos o más apropiadamente: tiritas olfativas, mirando el precio, viendo la cantidad de mililitros y tratando de recordar si tenemos margen en la tarjeta para pagar semejante lujo que nos damos una vez cada seis meses y cuando nos ponemos rebeldes es cuando nos compramos uno de yapa para todo andar...
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Cada vez que nos tenemos que comprar un perfume, comenzamos a deambular por las casas especializadas de las que somos clientas desde hace años; esto es porque las asistentes nos tienen paciencia en esto de probar las fragancias en los cartoncitos o más apropiadamente: tiritas olfativas, mirando el precio, viendo la cantidad de mililitros y tratando de recordar si tenemos margen en la tarjeta para pagar semejante lujo que nos damos una vez cada seis meses y cuando nos ponemos rebeldes es cuando nos compramos uno de yapa para todo andar...
Esta costumbre, que muchas mujeres adquirimos en la época del uno a uno y ahora amenaza con aniquilar nuestros magros salarios, trae aparejado, además, un tremendo complejo de culpa, sobre todo a las que tenemos hijas adolescentes que nos miran con cara de “qué egoísta que sos... sólo pensás en vos...”. Y cuando ello ocurre o pensamos que aquello va a pasar, entonces le compramos uno a ellas para calmar nuestro karma y en ese preciso instante nos endeudamos hasta el próximo verano.
Por eso, veamos qué pasos tenemos que dar para comprarnos un buen perfume...
Cuando pruebes los perfumes no huelas más de tres porque después se hace difícil distinguirlos.
Tomate tu tiempo, no es conveniente decidir por un perfume en un solo paso, lo ideal es que vuelvas al otro día, sobre todo porque tenés que esperar que la fragancia se haya asentado y se haya mezclado con el pH de tu piel, además de la cantidad de agua que tiene la epidermis, la temperatura corporal y la secreción sebácea. A esto se suma la estructura de la fragancia, por eso un perfume que en algunas personas huele exquisito en vos se pierde o la persistencia es ínfima. Lo mejor es que estés convencida antes de comprarla y no adquirirla porque te gustó cómo le quedaba a otra persona. El perfume es absolutamente personal.
¿De invierno o de verano?
En el verano la tendencia es a lo floral y frutal fresco, pero por supuesto hay para todos los gustos. Por lo general, en verano estamos más receptivas a este tipo de fragancias, y dejamos de lado las amaderadas o muy dulces. Incluso, muchas mujeres prefieren por años los clásicos, los que están impuestos y perduraron a través del tiempo, más allá de las tendencias de la moda. O incluso, hay mujeres que nos identificamos con una fragancia en invierno, otra en verano y de allí nos cuesta salir.
Habitualmente aplicamos el perfume en las muñecas, pliegue del codo, sienes, detrás de las rodillas y en el cuello y por qué no.. en el escoete y en la nuca. La supermodelo Valeria Mazza sostiene que un secreto de perdurabilidad de la fragancia es ponersela en el pelo.