Las esquirlas por el escándalo Ciccione golpearon tan fuerte al jefe de los fiscales que se convirtió en la primera víctima del caso. Ayer Esteban Righi dimitió al cargo de procurador general de la Nación, desechando las acusaciones de Amado Boudou en su contra. Con la aceptación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Ejecutivo dio por sentado su respaldo al vicepresidente. Anoche, la jefa de Estado propuso al actual titular de la Sigen, Daniel Reposo, como reemplazante.
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Las esquirlas por el escándalo Ciccione golpearon tan fuerte al jefe de los fiscales que se convirtió en la primera víctima del caso. Ayer Esteban Righi dimitió al cargo de procurador general de la Nación, desechando las acusaciones de Amado Boudou en su contra. Con la aceptación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el Ejecutivo dio por sentado su respaldo al vicepresidente. Anoche, la jefa de Estado propuso al actual titular de la Sigen, Daniel Reposo, como reemplazante.
La mandataria compartió ayer en Casa de Gobierno un acto con su vicepresidente para anunciar el financiamiento para la compra de camiones y mantuvo su constante silencio sobre el caso Ciccone y sus derivaciones.
Cabe destacar que ayer el procurador más antiguo ante la Corte Suprema de Justicia, Luis González Warcalde, asumió interinamente, hasta que el Senado convalide la designación de Reposo.
En su salida del Gobierno, Righi, el funcionario puesto en funciones en 2004 por el propio Néstor Kirchner, aseguró que “la Justicia demostrará la falsedad de las denuncias del vicepresidente”.
“Es mi deber no polemizar con relación a los hechos que son del dominio público”, indicó, a la vez que aclaró que también renunció a sus fueros porque “no tiene nada que ocultar”.
Tanto Righi como el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, habían sido denunciados el lunes por Boudou ante la Justicia, el primero por tráfico de influencias y el segundo por presunto intento de soborno. Righi, regresó de Nueva York con la “decisión tomada” y presentó la renuncia a su cargo tras mantener un encuentro con el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.
En su dimisión, el saliente procurador fundamentó su decisión en que fueron afectados su “honor y la honra familiar” con las acusaciones que le formuló el vicepresidente Amado Boudou. “Inexorablemente se demostrará la falsedad de las afirmaciones e imputaciones con las que se me ha agraviado”, destacó Righi, en la carta elevada a Cristina Fernández de Kirchner y que divulgó ayer por la tarde.
En su renuncia, el procurador saliente reivindicó su gestión de casi ocho años que comenzó el 23 de junio de 2004, y se manifestó alineado con el Gobierno nacional, pese a que dijo que el cargo no era “compatible con la militancia partidaria”.
“No puedo ocultar que jamás creí que fuera posible ejercer tan alta función en condiciones de asepsia política”, señaló, para agregar que “por el contrario, en todo momento sentí que estaba colaborando con un proceso singular, característico de una etapa histórica plena de posibilidades de cambio y enderezada hacia la consolidación de un proyecto profundamente nacional, popular, democrático y progresista”.
Señaló que formó “parte de este proceso con la certidumbre de estar contribuyendo a convertir en realidad los sueños de liberación de varias generaciones; los mismos sueños que a veces fueron ahogados en sangre y otras traicionados”.