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?En los negocios, las crisis también traen oportunidades?

Sabado, 14 de abril de 2012 20:48

Se siente cómodo hablando como empresario, de su historia, de su visión para los negocios, de su experiencia en el arte de transformar una empresa entregando acciones a los trabajadores. En la misma medida diversificó negocios, cuando las crisis golpeaban de manera recurrente a la puerta de las empresas, pero siempre priorizó la identidad salteña. Cuando le pregunté por qué se lo cuestiona tanto, respondió: “A muchos no les gusta mi manera de ser, aunque también creo que debe haber un poco de envidia. Una vez, el recordado Andrés Desimone me dijo: ¿Vos estás haciendo macanas?, ¿Por qué, che? le respondí. Porque estás haciendo todos los negocios aquí en la provincia y vas a ver con el tiempo lo que va a pasar. Y es así. Hay mucha gente, que en vez de apoyarnos por lo que generamos, nos critica, pero es una cuestión de idiosincrasia, aunque a mí lejos de molestarme, me motiva.

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Se siente cómodo hablando como empresario, de su historia, de su visión para los negocios, de su experiencia en el arte de transformar una empresa entregando acciones a los trabajadores. En la misma medida diversificó negocios, cuando las crisis golpeaban de manera recurrente a la puerta de las empresas, pero siempre priorizó la identidad salteña. Cuando le pregunté por qué se lo cuestiona tanto, respondió: “A muchos no les gusta mi manera de ser, aunque también creo que debe haber un poco de envidia. Una vez, el recordado Andrés Desimone me dijo: ¿Vos estás haciendo macanas?, ¿Por qué, che? le respondí. Porque estás haciendo todos los negocios aquí en la provincia y vas a ver con el tiempo lo que va a pasar. Y es así. Hay mucha gente, que en vez de apoyarnos por lo que generamos, nos critica, pero es una cuestión de idiosincrasia, aunque a mí lejos de molestarme, me motiva.

¿Este desafío empresarial comenzó hace varias décadas?

En realidad yo empecé en la parte comercial en el año 54. Dejé en tercer año de ingeniería y después arranqué con mi padre en el año 55 en un negocio para niños en la calle Florida. A los ocho meses apareció la posibilidad de comprar Orte Sport y mi padre constituyó una sociedad con un tío. Nos compraron el negocio para un primo y yo. Teníamos entre 14 y 15 años y empezamos a trabajar con artículos deportivos. Mi primo decidió retirarse, entonces le compramos la parte, quedamos yo y mi papá con Orte Sport. Por el año 56 o 57 decidimos anexar un poco de artículos para hombres. En ese tiempo hicimos otro negocio que se llamaba Creaciones Desiré, de alta costura, allí estaba mi señora y la sociedad era con Lázaro Dolenski. Estuvimos un período. Mi señora compraba en Buenos Aires, en las casas de modas, traíamos prendas exclusivas y yo seguí sumando experiencia.

¿Siempre con la familia?

En el año 60, vino mi hermano mayor, Bernardo que ya falleció y que en esos momentos estaba en Paraná. Entre mi papá y yo le dimos unas acciones. Yo poseía el 35%, mi hermano el 35% y mi papá el 30%. Después se dio la oportunidad de colocar en la entrada de lo que es hoy galería Margalef un negocio de artículos para hombre que se llamaba Rubens. Continuamos con mi hermano en los tres negocios.

 ¿Mientras su padre seguía con La Veloz?

Fue un pujante inmigrante que nos transmitió el espíritu familiar. Era socio fundador de La Veloz en el año 42, junto con Javier Monteros, después aparecieron Juanito Bagur y posteriormente entró como socio Dalmacio Gambeta. Yo ingresé en lugar de mi padre en junio de 1966 y hasta ahora seguimos en la empresa. En ese tiempo era una empresa familiar muy chica. En el 74 los socios decidieron retirarse, compramos esa parte de las acciones y a partir del 1 de diciembre de ese año quedamos únicamente los Levín en La Veloz.

 Eran otros tiempos ¿Mejor o peor?

Valía la palabra. En esa época La Veloz era una empresa que tenía 150 empleados. No llegaban a 40 coches. Hoy somos casi 1.600 empleados con otras empresas. Yo entré en el 66 y empecé a manejar la parte financiera. En el 68 compramos todo lo que era el servicio del Valle de Lerma. Adquirimos la Cooperativa Gemes y después incorporamos la empresa 20 de Febrero que tenía la línea 14 y otras. Recuerdo que nos dieron un “paquetito” con muchos problemas adentro, porque lo que decía el papel no reflejaba el estado de los coches. Esas líneas tenían en total 400 salidas y 400 llegadas. Al cabo de dos o tres meses, de un solo saque la bajamos a 200, de ida y de vuelta y se nos vino todo el Valle de Lerma encima.

¿Considera que esa operación resultó un fracaso?

Creo que fue un error, venía mal manejado porque los servicios dependían insólitamente de los horarios de las personas, de esta manera había ómnibus que viajaban casi vacíos, con el agravante de mayores costos. No se podía seguir así. Realizamos varios cambios, procurando brindar mejores servicios y seguimos adelante. Hasta que nos pegó el “Rodrigazo”. En esa etapa, después de quedar maltrechos económicamente decidimos ofrecerle a los empleados todas las líneas del Valle y se formaron dos grupos. Uno fue Tanoa y el otro El Carmen, el primero tuvo más suerte.

¿Fue pionero en realizar convenios con otras empresas?

Hacíamos la combinación: Salta-Tucumán y Tucumán-Buenos Aires con el Mitre. Ellos vendían los pasajes nuestros y con los ómnibus nuestros trasladábamos a los pasajeros desde Tucumán, hasta Jujuy, Salta y Tartagal-Pocitos. También hicimos algo similar con la Internacional de Buenos Aires. Teníamos un servicio, nosotros en una punta y ellos en la otra.

¿Cuándo llegó el momento de la expansión?

Empezamos a diversificar cuando nos dimos cuenta que estábamos poniendo todos los huevos en una sola canasta. Comenzamos a crear otras empresas, inauguramos La Veloz Seguro, Salnet, después de unos años la vendimos, luego en 2002 se concretó el proyecto de la terminal, un emprendimiento absolutamente privado, sin ningún apoyo y encima pagamos un canon hasta que se cumplan los 25 años.

¿En esa etapa llegó el hotel?

Creo que es un orgullo para todos los salteños. No sólo por su arquitectura, tiene mucho Salta metido dentro del hotel. Vos entrás y en vez de tener un piso de mármol tenés lajas, que es de aquí. Todo autóctono, pero con diseño moderno. Hasta el empleado que recibe, con su vestimenta tradicional, identifica al salteño. Este trabajo de amabilidad está instalado como un logo en la mayoría de nuestras empresas.

 ¿Siempre superó las distintas crisis que atravesó el país?

Quizás porque las crisis también traen oportunidades, eso lo aprendí con el tiempo. Es difícil, pero ya estamos acostumbrados. En estos momentos, por distintas razones, es más problemático porque hasta los bancos tienen miedo de prestar la plata. A veces tengo fondos, pero en otras, como cualquier empresario necesito apoyo. Para un proyecto tengo una parte y la otra me tiene que prestar el banco. Siempre hay que negociar porque a veces te dan mucho menos de lo que pedís.

¿Por qué lo critican tanto? ¿A qué lo atribuye?

Yo soy muy frontal y a muchos no les gusta eso, aunque también existe un poco de envidia, a pesar de que invertimos en Salta, generamos trabajo en la provincia. Juntando todos los empleados, hoy tengo más de 1.600, es decir que damos trabajo a más de 1.600 familias. Desde el año 1975 no hemos tenido ningún problema sindical. Hubo despidos como en cualquier empresa, también sufrimos paros, pero destaco que el año pasado el sindicato dispuso una medida de fuerza y los empleados querían ir a trabajar, algo que no es muy usual en el campo gremial.

¿Cómo empresario se siente conforme con lo que realizó?

Me siento plenamente bien. No le debo nada a nadie. He honrado todas las deudas que tenía, nunca nos hemos presentado en convocatoria. He hecho todo lo que he podido hacer, dentro de lo que pretendía hacer, pero con prioridades. Desde el año 42. hasta ahora, jamás hemos realizado nada que perjudique a otros. Tengo el orgullo de que los empleados nos sigan apoyando. El 30 de abril nos volveremos a juntar. En mejores tiempos llegamos a sortear 14 autos, otra vez 10 autos, cinco casas. Es importante la parte humana, porque en el balance uno está más tiempo con los empleados que con la propia mujer.

¿Se arrepiente de algo?

Por supuesto que uno quiere hacer muchas cosas. Nosotros hemos concretado lo que pudimos, pero no me alcanzaría la plata para hacer todo lo que quisiera. No hay que olvidarse de que también invertimos.

Usted tiene experiencia en la transformación de empresas a través de acciones. ¿Qué pasó en la negociación con el grupo Derudder?

Todo comenzó porque a los dos años y medio nos dimos cuenta de que Flecha Bus tenía 33 servicios sobre nuestras líneas, que no estaban autorizados. Nos estaban sacando la recaudación. Mientras nosotros no sabíamos, todo marchaba bien. Ellos no tenían ningún problema, ahora cuando nosotros les hicimos bajar los 33 servicios comenzaron los problemas. Concretamente tenían servicios de más sobre nuestras trazas. Ellos andaban, sin ningún tipo de autorización y no pueden desconocer que en el tema del transporte tienen que tener permisos otorgados por la Secretaría de Transporte, que por otra parte hace doce años no entrega permisos nuevos. Andaban así. La Secretaría se lo tenía que autorizar, pero en cambio se lo bajó, porque nosotros hicimos los reclamos.

¿Y cómo sigue?

Estamos...ahora estamos. Seguimos en juicio.

Mientras más lo critican, más cosas hace. ¿Es una virtud o un defecto?

No sé. En lo que puedo concreto muchas cosas, aunque siempre realicé lo que he podido, pero ahora paremos, porque me hiciste hablar para un libro.

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