Pepito es el muñeco ventrílocuo, salteño, inseparable de su creador Rodolfo Aredes, que hoy cumple 56 años.
Es un niño irreverente que supo ganarse el corazón de los chicos pero también de los grandes, quienes muchas veces se sorprenden por las respuestas y las opiniones sobre algún tema o los reproches a funcionarios, si fuera necesario.
Pepito fue moldeado en Puerto del Callao, Perú, por Abraham Guiter, el artesano que vio cumplido un sueño irrealizable: ver que una obra suya hablara. El 17 de abril de 1956 llegó a los brazos de su creador y padre espiritual Rodolfo Aredes y, desde entonces, va y viene adentro de una valija de cuero, llevando su cuota de alegría, desprejuicio y sanas ocurrencias por el país y el extranjero.
En las manos de su papá, Pepito toma vida. Esto es lo que percibe el público que se olvida del ventrílocuo y se deja transportar al mundo de la fantasía y de los sueños del muñeco.
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Pepito es el muñeco ventrílocuo, salteño, inseparable de su creador Rodolfo Aredes, que hoy cumple 56 años.
Es un niño irreverente que supo ganarse el corazón de los chicos pero también de los grandes, quienes muchas veces se sorprenden por las respuestas y las opiniones sobre algún tema o los reproches a funcionarios, si fuera necesario.
Pepito fue moldeado en Puerto del Callao, Perú, por Abraham Guiter, el artesano que vio cumplido un sueño irrealizable: ver que una obra suya hablara. El 17 de abril de 1956 llegó a los brazos de su creador y padre espiritual Rodolfo Aredes y, desde entonces, va y viene adentro de una valija de cuero, llevando su cuota de alegría, desprejuicio y sanas ocurrencias por el país y el extranjero.
En las manos de su papá, Pepito toma vida. Esto es lo que percibe el público que se olvida del ventrílocuo y se deja transportar al mundo de la fantasía y de los sueños del muñeco.
Esto hace que Pepito se agigante en la escena y que rápidamente el auditorio se sienta identificado con él. Su propia y singular creatividad hace que el ventrílocuo pierda el control de la situación y él pase al primer plano.
Solidario, va donde lo necesitan; ocurrente, divierte a multitudes; por su talento recibió muchos premios y por su función social, tiene varias canciones escritas en su honor. También, fue una de las 30 personas que saludó personalmente al Papa Juan Pablo II en su visita a Salta.
Rodolfo Aredes paseó por buena parte del mundo el prestigio de los ventrílocuos argentinos. Es imposible separarlo del Muñeco Pepito, un personaje que caló muy hondo en los corazones de quienes lo conocieron desde que nació.
Su padre, el ventrílocuo Rodolfo Aredes logró darle, a pesar de su apariencia frágil, magnanimidad y fuerza de carácter hasta convertirlo en casi humano, siempre listo para acudir en ayuda de los débiles y ponerle palabras al silencio del pueblo.
La ventriloquia, a pesar de poder ser aprendida, es una facultad innata. Es el arte de hablar sin mover los labios de modo que una vez proyectada la voz, parece originarse en otro lugar con la finalidad de dar voz ilusoriamente a un muñeco. En un principio se pensó que era el resultado de un uso poco corriente del estómago durante la inhalación, y de ahí su nombre del latín venter, “estómago” y loqui, “hablar”.
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