La crisis social en Europa es cada vez mayor y Francia no está exenta. El candidato socialista para las elecciones presidenciales, François Hollande, dijo ayer que preveía una ola de despidos tras la segunda vuelta electoral del próximo fin de semana, pero prometió que su Gobierno no se quedará de brazos cruzados cuando las empresas echen a los trabajadores.
Hollande, que al término de la primera semana de campaña antes de la segunda vuelta del 6 de mayo afianza su ventaja sobre el actual mandatario y candidato a la reelección Nicolas Sarkozy, dijo que los sindicatos ya estaban advirtiendo que las empresas preparaban una ronda de despidos tras las elecciones.
Según los analistas, la perspectiva de que un socialista sea presidente francés por primera vez desde que François Mitterrand dejó el cargo en 1995 no gusta a muchos inversores por varias razones. Primero, por la promesa de Hollande de renegociar un pacto de disciplina presupuestaria que fue ideado por Alemania para corregir las finanzas de los gobiernos europeos.
Esto despertó temores de un regreso a lo más profundo de la crisis de la zona euro. A esto se agrega que el socialista ya anunció planes para gravar los ingresos superiores a 1 millón de euros con un 75% y un aumento de los impuestos a las grandes corporaciones, en especial los bancos. Además, Hollande adelantó que planea una pequeña alza única del salario mínimo en Francia.
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La crisis social en Europa es cada vez mayor y Francia no está exenta. El candidato socialista para las elecciones presidenciales, François Hollande, dijo ayer que preveía una ola de despidos tras la segunda vuelta electoral del próximo fin de semana, pero prometió que su Gobierno no se quedará de brazos cruzados cuando las empresas echen a los trabajadores.
Hollande, que al término de la primera semana de campaña antes de la segunda vuelta del 6 de mayo afianza su ventaja sobre el actual mandatario y candidato a la reelección Nicolas Sarkozy, dijo que los sindicatos ya estaban advirtiendo que las empresas preparaban una ronda de despidos tras las elecciones.
Según los analistas, la perspectiva de que un socialista sea presidente francés por primera vez desde que François Mitterrand dejó el cargo en 1995 no gusta a muchos inversores por varias razones. Primero, por la promesa de Hollande de renegociar un pacto de disciplina presupuestaria que fue ideado por Alemania para corregir las finanzas de los gobiernos europeos.
Esto despertó temores de un regreso a lo más profundo de la crisis de la zona euro. A esto se agrega que el socialista ya anunció planes para gravar los ingresos superiores a 1 millón de euros con un 75% y un aumento de los impuestos a las grandes corporaciones, en especial los bancos. Además, Hollande adelantó que planea una pequeña alza única del salario mínimo en Francia.