El descenso, en cualquier parte del mundo, toca a todos por igual: jugadores, hinchas y dirigentes. Es el resultado menos deseado para cualquiera que ama el fútbol. El domingo el De Graafschap, de Holanda, perdió la categoría. Su capitán, Rogier Meijer, desconsolado, se quedó en el campo de juego tirado y llorando.
De repente, una niña de 4 años se acercó en forma rápida hacia él, era su hija Saar, quien intentó consolarlo.
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El descenso, en cualquier parte del mundo, toca a todos por igual: jugadores, hinchas y dirigentes. Es el resultado menos deseado para cualquiera que ama el fútbol. El domingo el De Graafschap, de Holanda, perdió la categoría. Su capitán, Rogier Meijer, desconsolado, se quedó en el campo de juego tirado y llorando.
De repente, una niña de 4 años se acercó en forma rápida hacia él, era su hija Saar, quien intentó consolarlo.
La imagen conmovió a todos los futboleros holandeses, y explotó en Youtube. Y la hermosa Saar dejó una mensaje: el descenso no es un drama. ¿Lo habrá entendido el papá?