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?Estanflación?, ¿el peor escenario?

Viernes, 18 de mayo de 2012 21:27

Dentro de la economía de un país, uno de los peores escenarios que se pueden dar es la “estanflación”, que se define como una economía con estancamiento y adicionalmente con inflación. Se dice que es el peor escenario porque no solo se retrae la actividad económica, con la consecuente caída de producción y empleos, sino que adicionalmente siguen subiendo los precios de los bienes y servicios como consecuencia de un proceso inflacionario, lo que repercute en toda la sociedad y, como dijimos más de una vez, principalmente sobre los sectores medios y bajos.

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Dentro de la economía de un país, uno de los peores escenarios que se pueden dar es la “estanflación”, que se define como una economía con estancamiento y adicionalmente con inflación. Se dice que es el peor escenario porque no solo se retrae la actividad económica, con la consecuente caída de producción y empleos, sino que adicionalmente siguen subiendo los precios de los bienes y servicios como consecuencia de un proceso inflacionario, lo que repercute en toda la sociedad y, como dijimos más de una vez, principalmente sobre los sectores medios y bajos.

Más allá de las evidencias a la vista, informes económicos semanales (Estudio Bein, Banco Ciudad, entre otros) muestran datos que implican un desaceleramiento de la economía, hay un menor crecimiento en la recaudación impositiva comparado a años anteriores (solo 24,4% interanual), ha pasado en el rubro automóviles (caída del 24,4% en abril), en el rubro construcción (los despachos a plaza de cemento portland cayeron un 16% interanual, Indice Construya cayó 8,1%), y en varios sectores económicos más. Esto último como consecuencia de expectativas económicas negativas a futuro por parte de la población (la gente piensa que vamos a estar peor) lo que retrae su consumo y repercute aún más en la actividad económica. El empresariado piensa, a esta altura, que no puede dar incrementos salariales del orden del 20 al 25% porque la situación se va a complicar y va a necesitar cortar costos. Peor aún, pueden pensar en despedir personal. Ambas acciones repercutirán negativamente en la economía.

La inflación en Argentina no ha amainado (según el índice del Congreso de la Nación, fue de 2,16% para abril). Adicionalmente existen numerosas presiones sobre los precios, tales como aumento del gasto público (34,4% interanual para los primeros tres meses), tarifas congeladas y aumentos salariales (alrededor del 23% que se trasladan a precios mayormente). Una espiral de la que es muy difícil salir si no es con un plan creíble y gran compromiso por parte de todos los actores económicos.

Por otra parte, se agregan en estos momentos las restricciones a la compra de dólares, que cada vez se acentúa más (ya hay una diferencia de un 25% entre el dólar oficial y el “blue”). El Gobierno nacional necesita de todos los dólares posibles en 2012 y el próximo año para atender a los compromisos de deudas e importaciones de combustibles. Como no se está tomando deuda en los mercados internacionales, y existe déficit comercial en la balanza de pagos, es necesario cuidar al máximo los dólares. Esto lleva a restringir cualquier salida de dólares del sistema, con la consecuente imposibilidad de adquirir dólares, realizar importaciones libremente, girar utilidades empresarias a las respectivas matrices, suspensión de beneficios a mineras y petroleras, etc.

Toda esta serie de factores se van sumando y retroalimentando, complicando aún más un presente en el cual no está claro cómo sigue. Evitar el enfriamiento de la economía o bien un descenso brusco de la actividad es una de las responsabilidades de la cartera económica, principalmente porque repercute en salarios y empleos. Combatir la inflación también lo es, porque la pérdida de valor de la moneda perjudica principalmente a los más indefensos.

Las decisiones económicas para combatir uno u otro de estos problemas no necesariamente son complementarias. Habrá que esperar los próximos meses para ver cómo evoluciona la economía.

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