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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Oyarbide juntó en Ezeiza a los Schoklender y a Gotkin

Viernes, 18 de mayo de 2012 21:07

“Los hermanos sean unidos. Esa es la ley primera”, reza el Martín Fierro. Pero parece que en los Schocklender no sucede lo mismo, porque el juez Norberto Oyarbide no hizo lugar ayer al pedido de Pablo, de cumplir la detención en otro penal, y lo envió a Ezeiza, donde está Sergio.

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“Los hermanos sean unidos. Esa es la ley primera”, reza el Martín Fierro. Pero parece que en los Schocklender no sucede lo mismo, porque el juez Norberto Oyarbide no hizo lugar ayer al pedido de Pablo, de cumplir la detención en otro penal, y lo envió a Ezeiza, donde está Sergio.

Según se supo judicialmente, el magistrado había ordenado el traslado de Pablo al penal de Devoto, pero esa medida no pudo llevarse a cabo por “problemas del propio Servicio Penitenciario Federal”.

De todos modos, la Justicia dispuso que los imputados en el millonario fraude contra la Fundación de Madres de Plaza de Mayo no tengan contacto y sean alojados en sectores distintos, por el enfrentamiento que mantienen.

Cabe recordar que, el jueves, el juez Oyarbide denegó los pedidos de excarcelación de Pablo y Gotkin, que ya fueron apelados, por considerar que en libertad podrían entorpecer la causa y atemorizar a testigos, lo que deberá resolver la Cámara Federal.

En tanto, la defensora oficial de Sergio Schoklender, Perla Martínez de Buck, no presentó ayer la apelación para volver a pedir la libertad, pero tiene plazo hasta el lunes para realizar el planteo.

Los tres fueron detenidos esta semana en un expediente que se inició en junio pasado, en el que Sergio está señalado como presunto jefe de una asociación ilícita, y a Pablo y Gotkin se les imputa ser los organizadores.

Una verdadera mafia

Cabe recordar que una testigo comprometió a Sergio Schoklender al develar que usaba armas, se manejaba con un grupo de “violentos” que respondía a sus órdenes y amenazaba a trabajadores de las obras de viviendas de las Madres de Plaza de Mayo.

Esto fue la base de los motivos que expresó el juez Norberto Oyarbide para negarle la excarcelación, al igual que a su hermano.

“En una oportunidad él bajó de una camioneta con un arma y daba directivas a los demás, a quienes les daba órdenes con señas. Yo temo por mi familia. Les pagaba a gente para que nos denunciara por trata de personas. El dinero que le pagaba era como 5.000 pesos”, declaró una mujer del Chaco.

Inentendible amor a un parricida

El poeta Vicente Zito Lema, cofundador y exrector de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo, habló de la inentendible relación entre Hebe de Bonafini con los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, quienes cumplieron condena por haber asesinado a sus padres.

“¿Qué hay detrás del alma humana como para que uno pueda convertir un dolor gigante, como es la muerte de los hijos, en el amor a alguien que mató a sus propios padres?”, se preguntó.

El vínculo madre-hijo que desarrollaron con el correr de los años la titular de la organización Madres de Plaza de Mayo y Sergio Schoklender “deja anonadado a cualquiera”. “Esto es propio para una novela; quizás Freud o Dostoievski, que bucearon tanto el alma humana, puedan dar respuesta, pero yo nunca las tuve”, aseguró Zito Lema.

Al mismo tiempo, manifestó que le desconcierta que “personas que llegaron a matar en la forma monstruosa en la que mataron, vengan de golpe a un centro de los derechos humanos y uno los tenga que ver ahí manejar la economía”.

“Creí que era un hombre que podía entender la realidad, pero hay cosas que nos superan; lo único que siento es dolor y asco”, sentenció en declaraciones a un programa radial.

Alejandro Gotkin, contador de Sergio Schoklender, aseguró que “Meldorek era un instrumento para hacer de caja a la Fundación de las Madres”.

“Meldorek era para hacer de caja”

En una declaración a la que accedió Infobae, Gotkin, también detenido como integrante de una asociación ilícita, confesó ante el juez la “operatoria” con cheques para desviar fondos públicos que ingresaban para el plan Sueños Compartidos. Además, habló de “reintegros” por metro para la organización de Hebe de Bonafini, de la “vida alocada” del parricida y de empleados “indocumentados” con “temas pendientes con la Justicia”.

“Yo no era organizador de nada”, dijo Gotkin, y resaltó que “muchísimas veces estaba en contra de las órdenes que se me impartían. Sobre todo en esta operatoria de hacer dinero de cheques. Yo sabía que estábamos cometiendo una falta. Pero, lamentablemente, la Fundación requería de servicios míos a través de Antártica, un poquito de Meldorek y otras financieras que estaban dando vueltas, para hacerse de dinero en efectivo por varios motivos”.

“La operatoria era muy sencilla: se metían cheques, se depositaban en una cuenta en este caso, de Antártica, y a las 48 horas se devolvía el dinero porque la Fundación no podía disponer del dinero de sus cuentas en efectivo. Para hacerlo requería que Pablo fueran al banco y lo retirara por ventanilla”. “Sergio no estaba disponible para ir al banco; cuestiones de seguridad, llevaba un ritmo de vida alocado”, concluyó.
 

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