La compañía de títeres La Faranda repondrá su obra “Nao”, basada en el primer viaje de Cristóbal Colón a América desde Europa, hoy, a partir de las 20, en la sala Juan Carlos Dávalos de la Casa de la Cultura. La entrada general, a $40, está a la venta en la boletería de Caseros 460.
“Nao” es el nombre de la Santa María, la nave que transportó, junto con la Niña y la Pinta, al almirante Cristóbal Colón y su tripulación desde Europa hacia el continente americano. Claudia Peña y Fernando Arancibia, directores e integrantes de La Faranda, realizaron una exhaustiva investigación sobre esta gran proeza y la trasladaron a un espectáculo titulado “Nao”.
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La compañía de títeres La Faranda repondrá su obra “Nao”, basada en el primer viaje de Cristóbal Colón a América desde Europa, hoy, a partir de las 20, en la sala Juan Carlos Dávalos de la Casa de la Cultura. La entrada general, a $40, está a la venta en la boletería de Caseros 460.
“Nao” es el nombre de la Santa María, la nave que transportó, junto con la Niña y la Pinta, al almirante Cristóbal Colón y su tripulación desde Europa hacia el continente americano. Claudia Peña y Fernando Arancibia, directores e integrantes de La Faranda, realizaron una exhaustiva investigación sobre esta gran proeza y la trasladaron a un espectáculo titulado “Nao”.
Una hazaña histórica
Sin exponer ni cuestionar aspectos históricos del primer viaje de Cristóbal Colón hacia lo que él creía que era Asia, en esta nueva oportunidad La Faranda se preocupa por mostrarle al público cómo los ánimos de los marineros en esta aventura fueron cambiando a medida que transcurría el tiempo y el mar les iba presentando todo tipo de adversidades. Un viaje que comenzó con el entusiasmo de encontrar oro y especias en una tierra rica y abundante y que se fue transformando en un calvario para aquellos marineros hasta que finalmente avistaron tierra nuevamente.
En una investigación basada principalmente en el libro “De Colón a Bolívar”, de Salvador de Madariaga, y otros textos, Claudia y Fernando se plantearon el desafío de construir un dispositivo escénico con un títere gigante, es decir, una nave de casi tres metros de largo y dos de alto. También confeccionaron los muñecos que navegan dentro de ella, además del diseño de luces y escenografía.
“La travesía comienza con mucha alegría, pero esa sensación va cambiando a lo largo del viaje. Al comienzo, ellos van por el oro, por la gloria, y a medida que va pasando el tiempo todo se va desdibujando y lo único que quieren es salvar sus vidas. El mar es desconocido y tenebroso, les presenta adversidades, la comida se va pudriendo, hay enfermedades y la convivencia también comienza a complicarse”, relata Claudia Peña, quien junto a Fernando Arancibia hace 15 años lleva adelante esta compañía profesional e independiente.