Siguen las idas y vueltas. Una supuesta prueba destinada a demostrar si los hermanos Schoklender o alguien a sus órdenes habían retirado documentación de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, a poco de que estallara la causa judicial que investiga el juez Norberto Oyarbide, quedó seriamente cuestionada por una falla técnica.
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Siguen las idas y vueltas. Una supuesta prueba destinada a demostrar si los hermanos Schoklender o alguien a sus órdenes habían retirado documentación de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, a poco de que estallara la causa judicial que investiga el juez Norberto Oyarbide, quedó seriamente cuestionada por una falla técnica.
Es que las grabaciones presentadas estaban contenidas en cuatro servidores, de los cuales dos pertenecían concretamente a la Fundación y habrían sido unificados en una única computadora.
Cuando el viernes pasado el juez, en presencia de algunos de los imputados y representantes de Madres, de la fiscalía y de la defensora oficial de Sergio Schoklender se aprestaba a observar las imágenes, comprobó que no disponían del programa informático para hacerlo.
Al accionar el archivo, se habría desplegado en pantalla una serie de caracteres gráficos y leyendas de difícil lectura que indicaban que el archivo había sido extrañamente “modificado”. Recientemente, el juez Oyarbide declaró nula una pericia sobre una computadora en la que se habrían obtenido e-mails supuestamente comprometedores para el exsecretario de Transportes Ricardo Jaime, por fallas en la “preservación de la prueba”.