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Salta, entre Ciudad Juárez y ahora Guantánamo

Viernes, 20 de julio de 2012 01:52

En la última semana Salta sacudió al país con una sucesión de hechos aberrantes, estremecedores, inauditos, que la asociaron en las crónicas más oscuras con Ciudad Juárez y la prisión de Guantánamo. El lodo cayó sobre La Linda con la misma impiedad con que un conocido carnicero y su ayudante fueron ejecutados por mafiosos en Salvador Mazza el pasado jueves 12 y detenidos sufrían toda clase de torturas en la comisaría de General Güemes.
Fue el Ministerio de Seguridad de la Provincia el que denunció los vejámenes y ordenó detener a los cinco policías que desataron la indignación de una sociedad que creía haber despertado de la noche más oscura de la historia argentina, pero que ahora se encuentra ante resabios que avergüenzan a la Policía. La reacción del gobierno puede considerarse un hecho auspicioso y una clara señal a la escuela represiva y de la picana que reclama cirujia mayor dentro del organismo provincial de seguridad.
 

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En la última semana Salta sacudió al país con una sucesión de hechos aberrantes, estremecedores, inauditos, que la asociaron en las crónicas más oscuras con Ciudad Juárez y la prisión de Guantánamo. El lodo cayó sobre La Linda con la misma impiedad con que un conocido carnicero y su ayudante fueron ejecutados por mafiosos en Salvador Mazza el pasado jueves 12 y detenidos sufrían toda clase de torturas en la comisaría de General Güemes.
Fue el Ministerio de Seguridad de la Provincia el que denunció los vejámenes y ordenó detener a los cinco policías que desataron la indignación de una sociedad que creía haber despertado de la noche más oscura de la historia argentina, pero que ahora se encuentra ante resabios que avergüenzan a la Policía. La reacción del gobierno puede considerarse un hecho auspicioso y una clara señal a la escuela represiva y de la picana que reclama cirujia mayor dentro del organismo provincial de seguridad.
 

Hoy, no sin estupor, los salteños debemos admitir que las denuncias sobre apremios ilegales sistemáticos que raras veces terminan en exoneraciones merecían, más que negaciones, decisiones.
En medio de la pesadilla continuada, desde el lunes último no hay padre ni madre en Salta que pueda sacarse de la cabeza la atroz imagen de un árbol y dos vidas truncadas pediendo de una misma soga, como nunca antes, en ningún otro lugar. Apenas después el hallazgo de restos esparcidos de una mujer vino a recordarnos que estas tierras envidiables en bellezas, climas y calidez humana está tambien enlodada por la violencia de género y los femicidios. Salta no es lo que parece, aunque parece, y por eso todos estamos obligados a tener mejores oídos y respuestas.
 

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