La imperiosa necesidad y los reiterados reclamos de los vecinos del valle de Acambuco para tener energía, llevaron al municipio de Aguaray a insistir con un convenio binacional con Bolivia, única alternativa para darle luz al principal proveedor de gas y petróleo de la provincia.
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La imperiosa necesidad y los reiterados reclamos de los vecinos del valle de Acambuco para tener energía, llevaron al municipio de Aguaray a insistir con un convenio binacional con Bolivia, única alternativa para darle luz al principal proveedor de gas y petróleo de la provincia.
En Acambuco, ubicado a 400 kilómetros al norte de la capital provincial, residen alrededor de 200 familias dispersas en los parajes El Chorrito, Acambuco, Macueta, Campo Largo y Colodro.
Hace unas ocho décadas que esa región provee gas y petróleo en forma sostenida al resto del país, pero increíblemente sus pobladores carecen de agua corriente, electricidad, gas natural y otros servicios esenciales. La gente y las dos escuelas se proveen de leña, pese a ser el primer productor de gas.
Deben transitar 70 kilómetros por un peligroso camino que solo mantienen las operadoras petroleras y hasta ahora no hubo respuestas de Vialidad provincial.
“Que el valle nunca tuvo esos servicios no puede ser la excusa para esas 200 familias no comiencen a tener una mejor calidad de vida”, consideró el intendente Juan Carlos Alcoba.
La energía
“Presentamos toda la documentación para un proyecto de electrificación con fondos del Banco Mundial, gestión que nos llevó un par de años. Pero finalmente se nos respondió que la inversión supera las previsiones”, explicó Alcoba.
Frente a las dificultades, el intendente se reunió con Lorgio Torres, viceprefecto del departamento de Tarija para gestionar que Bolivia le venda electricidad para el valle.
Del lado boliviano los parajes tienen electricidad de 220 voltios, agua corriente y un camino pavimentado que está a pocos kilómetros de la línea de frontera y traer energía resulta más fácil porque solo se requiere la captación y la red domiciliaria en el propio valle, pero la cuestión ahora depende de la Cancillería.