Tres en dos días. Lo que debería ser un hecho extraordinario se transformó en los últimos tiempos en algo habitual para el sistema ferroviario de la Argentina. Es que ayer a la tarde volvieron a descarrilarse dos trenes del Ferrocarril Mitre, línea que anteayer protagonizó un accidente a pocos metros de la terminal de Retiro y que dejó más de 30 heridos.
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Tres en dos días. Lo que debería ser un hecho extraordinario se transformó en los últimos tiempos en algo habitual para el sistema ferroviario de la Argentina. Es que ayer a la tarde volvieron a descarrilarse dos trenes del Ferrocarril Mitre, línea que anteayer protagonizó un accidente a pocos metros de la terminal de Retiro y que dejó más de 30 heridos.
Una formación que regresaba desde Tigre sin pasajeros se descarriló a la altura de Figueroa Alcorta, en el barrio porteño de Palermo. Algo similar sucedió a la altura de Cardales con el ramal diesel. Los accidentes provocaron la interrupción del servicio hasta tanto puedan retirarse las máquinas afectadas.
Afortunadamente, esta vez no se reportaron personas heridas por los incidentes, como sí sucedió el lunes, cuando seis pasajeros fueron trasladados de urgencia por los golpes recibidos.
Las cancelaciones en el Mitre complican aún más el regreso a casa de los porteños y bonaerenses en una jornada complicada por el paro en las seis líneas de subterráneos y en el Premetro.
Ante este panorama, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires lanzó un operativo especial de micros gratuitos que parten desde el microcentro y tratan de imitar el trayecto de las líneas que están afectadas por la medida gremial.
Luego de la tragedia de Once, donde 51 personas perdieron la vida, se sucedieron varios accidentes ferroviarios en Buenos Aires. Por suerte, en la mayoría de ellos no hubo heridos de gravedad, aunque quedó instalado el debate sobre el pésimo estado de trenes y vías en la Argentina. Esto ocurre en momentos en los que el Gobierno dice avanzar con una estrategia para darle más poder al tren en detrimento de los camiones. Esa política, sustentada por años en la alianza del Gobierno con Hugo Moyano, recién se empezó a corregir cuando se rompieron totalmente las relaciones entre la Casa Rosada y el moyanismo.