Una de las hipótesis que maneja el personal policial de La Unión es que los constantes desmontes río arriba, en Bolivia, están dejando sin hábitat a monos y otros tantos animales, que son arrastrados por las crecientes del Bermejo y “se quedan en nuestras costas que aún tienen algunos parajes casi vírgenes. Varias veces avistamos en nuestro puesto (aseguró el sargento Alzogaray) monos exóticos pequeños, viviendo en las copas de los árboles, pero últimamente hemos notado que gran cantidad de animales salvajes, como pumas y otros felinos menores, han recalado en la espesura de esos bosques húmedos, que contrastan largamente con el desértico monte chaqueño, devastado por cabras y vacunos. Es ese el único reservorio que le queda a la fauna originaria”, reflexionó.
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Una de las hipótesis que maneja el personal policial de La Unión es que los constantes desmontes río arriba, en Bolivia, están dejando sin hábitat a monos y otros tantos animales, que son arrastrados por las crecientes del Bermejo y “se quedan en nuestras costas que aún tienen algunos parajes casi vírgenes. Varias veces avistamos en nuestro puesto (aseguró el sargento Alzogaray) monos exóticos pequeños, viviendo en las copas de los árboles, pero últimamente hemos notado que gran cantidad de animales salvajes, como pumas y otros felinos menores, han recalado en la espesura de esos bosques húmedos, que contrastan largamente con el desértico monte chaqueño, devastado por cabras y vacunos. Es ese el único reservorio que le queda a la fauna originaria”, reflexionó.
“Antes -agregó-, el ataque de un puma a nuestro ganado era extraño, generalmente se trataba de una hembra con cría que se afincaba cerca de los chiqueros para tener comida casi inmediata. Generalmente eran cazadas. Sin embargo, ahora, las barrancas de los antiguos cauces están plagados de pumas al acecho porque el monte ya no tiene animales salvajes”, coincidieron los policías de La Unión.