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Cementerio de la Santa Cruz, entre malezas y descuido

Sabado, 26 de enero de 2013 19:41

Las malezas salen de los huecos de las baldosas o del cemento. Las paredes de los nichos están descascaradas y cada vez más la humedad deja sus efectos. Más allá, crecen yuyos en los pasillos de los mausoleos. En los últimos días, volvieron las quejas por el estado del cementerio municipal de la Santa Cruz.

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Las malezas salen de los huecos de las baldosas o del cemento. Las paredes de los nichos están descascaradas y cada vez más la humedad deja sus efectos. Más allá, crecen yuyos en los pasillos de los mausoleos. En los últimos días, volvieron las quejas por el estado del cementerio municipal de la Santa Cruz.

“Pagamos siempre, pero no hay grandes mejoras en el cementerio ¿Adónde va la plata que nos cobran? Cuando hay gente que se retrasa, mandan a los restos del familiar a la fosa común, pero ellos no cumplen. Tienen que hacer obras y tareas diarias con lo que recaudan”, comentó María del Carmen.

En la mayoría de los sectores del cementerio se nota la falta de mantenimiento. Hay varios ingresos a los sepulcros bloqueados por malezas y migajas de flores secas. También se observan caños que pierden agua, columnas y paredes deterioradas, sin obras nuevas.

Días atrás, un lector de El Tribuno manifestó que “los yuyales llegan hasta las rodillas, hay zonas donde ni se puede entrar”.

Uno de los cuidadores que recorría el predio municipal cuestionó a varias personas que visitan a los difuntos. “Los primeros meses vienen seguido, después se olvidan y dejan todo abandonado. Ni siquiera vienen a limpiar los nichos”.

Más personal

“Yo creo que hay pocos cuidadores. La Santa Cruz es un cementerio que tiene muchos años y hay que mantenerlo. Ahora por la lluvia el pasto está muy alto, pero los nichos tienen décadas y siguen iguales”, expresó otro hombre mientras salía del lugar.

A lo largo del año pasado, en reiteradas oportunidades, hubo pedidos a la Municipalidad, responsable de la administración, para que aumente la cantidad de vigiladores. Es que hay nueve hectáreas que se deben cubrir. En el cementerio estiman que la recaudación anual supera los 5 millones y los contribuyentes sostienen que los fondos también deben destinarse para mejorar el predio.

Fosa común

Al final del cementerio, los cajones se arrojan sin ningún tipo de cuidado a la fosa común. Allí van a parar algunos “restos”, ya que el entorno que quedó en vida no cumple con el pago de las cuota. Al aire libre quedan decenas de cajones.

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