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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Los demonios internos y externos en el PJ

Domingo, 13 de octubre de 2013 03:36

Desde las elecciones del domingo pasado, los líderes del PJ local deben hacer un doble esfuerzo: mostrar unidad y sostener bajo cualquier argumento que la gente sigue apoyando el modelo de gobierno provincial. Pero, más allá de la apariencia, nadie conscientemente en el entorno político del gobernador Juan Manuel Urtubey niega un retroceso en el electorado.

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Desde las elecciones del domingo pasado, los líderes del PJ local deben hacer un doble esfuerzo: mostrar unidad y sostener bajo cualquier argumento que la gente sigue apoyando el modelo de gobierno provincial. Pero, más allá de la apariencia, nadie conscientemente en el entorno político del gobernador Juan Manuel Urtubey niega un retroceso en el electorado.

Aunque no lo digan, el perfil plebiscitario de las elecciones PASO que impuso el propio Urtubey terminaron por enterrarlo consecutivamente en los dos últimos comicios.

Si fue reelecto al frente del Gobierno con un 57 por ciento de los votos, nadie puede desconocer que, dos años después de aquel logro, las urnas muestran claramente el descontento de la gente: Juan Manuel Urtubey como gobernador -y no Rodolfo como candidato a senador nacional- fue quien en las elecciones de agosto apenas pudo superar el 30 por ciento de la voluntad popular.

Ni qué hablar de las elecciones provinciales del domingo pasado, cuando los candidatos del oficialismo ni siquiera pudieron llegar a esa cifra, con voto electrónico y todo.

Con esto, el justicialismo en Salta se transformó en una olla a presión que hierve y no descarga por ningún lado.

Estas situaciones, disimuladas hacia afuera, van tomando formas de preocupantes crisis filas adentro del partido y, como es de suponer, los daños colaterales están a la orden del día dentro del frente que gobierna la provincia.

Pero en este escenario el PJ, socio mayoritario de la alianza, es quien se ve obligado a reinventar permanentemente estrategias que sostengan el modelo de gestión. Mientras tanto, su energía también debe mantener la demanda que significa el vínculo dentro del frente oficial.

El PJ aún no se recupera del divorcio con su socio mayoritario: el PRS. Pero como si fuera poco, los frentes de tormenta aparecen y desaparecen con el Partido de la Victoria, el otro socio en el frente gobernante, cuyos líderes se ven obligados reiteradamente a exigir espacio y respeto al gobernador Urtubey.

La frutilla del postre la puso el PO. La performance adquirida por el Partido Obrero en las elecciones pasadas se cierne como otra amenaza para el otrora poderoso y unificado PJ provincial. Sin dudas en el partido pelean contra los demonios de afuera, pero también de adentro.

El nerviosismo se respira y se confunde con odios viscerales. El incidente entre el intendente Miguel Isa y el presidente de Diputados, Santiago Godoy, en los estudios de una FM, no es solo un síntoma, es la expresión misma de una enfermedad denominada “falta de conducción”.

Godoy, presidente de la Comisión de Acción Política y alto dirigente partidario, será casi con seguridad reelecto al frente de la Cámara de Diputados y manejará, como lo viene haciendo desde hace tiempo, 150 millones de pesos anuales a discreción. Pero apenas pudo conseguir 12 mil votos en las últimas elecciones.

Desde el otro extremo el intendente Miguel Isa se desvela pensando en un Concejo Deliberante con 7 ediles del PO. Sabe que en el pensamiento de Urtubey la lealtad no existe y que cada vez se hace más evidente que al presidente del PJ salteño solo le interesa el relato y la construcción de su propia imagen, aunque eso signifique sacrificar al partido.

 

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