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La actitud machista de cada día 

Lunes, 14 de octubre de 2013 02:03

Laura Bates es la fundadora del Proyecto Machismo Cotidiano (Everyday Sexism). El concepto de esta página puede parecer sencillo, pero es realmente revelador: se trata de una colección de testimonios enviados por mujeres de todo el planeta en el que ellas relatan episodios de machismo vividos en primera persona, y que van del detalle en apariencia insignificante a historias de acoso sexual.

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Laura Bates es la fundadora del Proyecto Machismo Cotidiano (Everyday Sexism). El concepto de esta página puede parecer sencillo, pero es realmente revelador: se trata de una colección de testimonios enviados por mujeres de todo el planeta en el que ellas relatan episodios de machismo vividos en primera persona, y que van del detalle en apariencia insignificante a historias de acoso sexual.

Lo que en un primer momento parecía un trabajo meramente recopilatorio terminó convirtiéndose en una enciclopedia sobre el machismo del siglo XXI, definido a través de sus propios actos. Profundizar un poco en la página web permite distinguir cuáles son los comportamientos más frecuentes y, a la vez, los que más molestan a las mujeres. La mayor parte de ellos son obvios, pero parecen no quedar claros para la mayor parte de los hombres.

El comentario sexualmente ofensivo. Muchos de los mensajes enviados reproducen comentarios de hombres del tipo: “Si tuviese cuarenta años menos, estaría encima de ti”. Las proposiciones sexuales realizadas sin ninguna clase de tacto, no digamos ya con posibilidades de llevarse a cabo, son las más frecuentes. En la mayor parte de los casos, estos comentarios sugieren que la mujer es poco más que un objeto para el que los pronuncia.

Hay cosas que las mujeres no pueden hacer. Mujeres contaron cómo las marcó que sus padres no les permitieran nunca jugar ni al baloncesto ni al fútbol, ya que se trataba de “deportes para chicos”. Muchos comentarios hacen referencia a la aún consolidada idea de que hay determinadas cosas que una mujer no puede hacer porque “se puede hacer daño”.

La mujer, en la cocina. Dentro de esa última categoría de comentarios que distinguen entre lo que una mujer debe hacer y lo que no, se encuentran aquellos que encasillan al sexo femenino en su habitual rol de ama de casa, madre y esposa, y que abundan mucho más de lo que nos gustaría pensar en nuestra, en apariencia, igualitaria sociedad.

Diferencias a la hora de aceptar su valía. No somos conscientes de ello, pero en muchas ocasiones, se sigue tratando de forma diferente a hombres y mujeres a la hora de cumplir con un objetivo, entregar un trabajo o cumplir una orden.

Las mujeres que han decidido trabajar no pueden quejarse. Como consecuencia de esa cacareada inutilidad del sexo femenino en el mundo laboral, muchos hombres han adoptado la idea de que ellas mismas se han buscado sus problemas de conciliación laboral y que, por lo tanto, el sexo masculino no tiene responsabilidad. Un comentario machista recurrente suele ser: “Es problema de la mujer si tiene que elegir entre su carrera y sus hijos”.

Las mujeres no pueden disfrutar del sexo. Hasta la liberación sexual de los 60 no se aceptó que la mujer podía disfrutar también de su propia sexualidad, y ni siquiera hoy se ha conseguido derribar ese mito. La que lo admite es mirada con recelo.
 

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