¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

La ciencia que aumenta la capacidad de gozar

Sabado, 19 de octubre de 2013 03:01

Mi intención es la de analizar si existe relación entre la naturaleza humana y las normas éticas, para ver si éstas encorsetan al hombre en rígidos moldes, ajenos a la búsqueda de la felicidad.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Mi intención es la de analizar si existe relación entre la naturaleza humana y las normas éticas, para ver si éstas encorsetan al hombre en rígidos moldes, ajenos a la búsqueda de la felicidad.

El punto de partida es la definición de virtud como hábito operativo bueno que, según L. Polo, “aumenta la capacidad de gozar”. Aquí entra en juego el concepto de libertad, en el sentido de la atrayente idea de “libertad de sí mismo”.

Saber elegir

J. Assirio nos recuerda que no existe acto humano indiferente. Al contrario, importa si algo se hace de una manera o de otra. Es decir, que las elecciones determinan la vida al triunfo o al fracaso; a la felicidad o la infelicidad. Según el autor, podría afirmarse entonces, que en cada elección, el hombre se juega su destino.

La ética es la elección de una conducta digna del hombre. Las normas morales son leyes que tienen que ver con su aspiración infinita. No son autónomas ni tampoco heterónomas, porque su última raíz está en la naturaleza y se deducen a partir de operaciones de la razón.

“La discusión sobre si existe o no una naturaleza de las cosas, es obsoleta” tal declaración de un profesor de la cátedra fundamentos del derecho, me dejó alguna vez, estupefacta. No tendría entonces sentido, decir que de la naturaleza del recién nacido, por ejemplo, se deriva la obligación que tienen los padres de alimentarlo, vestirlo y brindarle amor. Tampoco que, de la natural dinámica del enamoramiento humano, surge la tendencia a la unidad, plasmada en la expresión “quiero estar con vos”.

¿Por qué es necesaria la ética para vivir? L. Polo sostiene que es la ciencia que ordena la voluntad humana. Voluntad que tiende al bien, que a su vez exige normas que participen de ese bien. Por ejemplo, una sociedad que acepta que se violen los derechos del más débil, acepta al mismo tiempo que el derecho de la fuerza prevalezca sobre el derecho. Una norma sin bienes, refiere, es una norma sin fin, y como carece de sentido, esclaviza Tal es el caso de la legalización del aborto. Del mal no puede sacarse el bien, porque se estropea el bien.

No estamos obligados a acertar

Ahora bien, ¿es cierto que estamos obligados a elegir? ¿Soy libre y debo seguir una norma? ¿Qué tiene que ver mi felicidad con el cumplimiento de ella?

A diferencia de los animales, el hombre distingue el bien del mal y es responsable de sus actos. Estamos, de hecho, obligados a elegir, pero no a acertar. La ética es una brújula que nos orienta en el agitado mar de la vida. ¿Quién no desea por encima de todo vivir bien?

La norma moral es norma para la libertad. L. Polo afirma categóricamente que una norma que no lleva a la libertad, lleva a la estupidez. Querer vivir éticamente es buscar la felicidad e intentar apartarse del mal, porque esclaviza. Podemos elegir vivir conforme a la razón, o a la sinrazón.

La conducta ética nace cuando la libertad puede escoger entre formas diferentes de conducta, unas más valiosas que otras.

Por el contrario, la falta de ética nos daña a nosotros mismos, y como no vivimos aislados, perjudicamos también a nuestra familia y a la sociedad. La ética, por lo tanto, se opone a la frase “haz lo que te guste” o “vive y deja vivir”.

El papel de las virtudes

La virtud juega un papel fundamental, porque impulsa al hombre no sólo a querer algo, sino a quererlo mejor. Mejora su capacidad de elegir “ciertas preferencias ya no se tienen, no porque no se elijan, sino porque el mismo preferir se perfecciona y ya se prefiere de otro modo, y lo otro ya no aparece ni como posibilidad”, según expresión de A. Llano.

Conócete a ti mismo

El hombre no puede hacer modificaciones en la naturaleza externa sin cambiar él mismo, porque él mismo es distinto tras realizar la actividad. Toda acción nos perfecciona o nos envilece.

Si, por ejemplo, como educador no respeto aquello por lo cual la persona es lo que es, estaré brindando un servicio erróneo y con magros resultados. Si no reconozco que quien acude a mí es inteligente, libre, responsable, difícilmente pueda orientarla adecuadamente.

Para concluir, la ética es fundamental para vivir, porque su misión es encontrar soluciones. Es la obra de la inteligencia aplicada a resolver los graves problemas de un hombre en el que conviven una maravillosa llamada y una profunda debilidad.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD