La producción, el desarrollo de la industria, el turismo, la vivienda y, básicamente, la generación de empleo siguen siendo las grandes deudas sociales en todo el país y se han agudizado en algunas regiones en los últimos años por ausencia de políticas para optimizar y conjugar crecimiento y trabajo.
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La producción, el desarrollo de la industria, el turismo, la vivienda y, básicamente, la generación de empleo siguen siendo las grandes deudas sociales en todo el país y se han agudizado en algunas regiones en los últimos años por ausencia de políticas para optimizar y conjugar crecimiento y trabajo.
Promediando los mandato ejecutivos muchas provincias no han logrado despegarse de los problemas que afectan a la mayor parte del país, pero lo desalentador es que tampoco se visualizan estrategias locales de mediano y largo plazo que apunten a revertir tal situación.
Para el caso de la producción agroganadera, la paralización se hizo más evidente desde el año 2009 con prohibiciones que no calcularon los efectos sociales posteriores. La parálisis afectó al empleo genuino en los lugares que hoy se transformaron en verdaderos expulsores demográficos; la población rural que migra hacia las ciudades en busca de trabajo, crudamente descubre que la búsqueda de empleo en las ciudades es solo un camino de ida hacia los asentamientos urbanos, donde la droga y la delincuencia provocan estragos.
La industrialización sigue el mediático capítulo de los anuncios. Aunque se insista con el crecimiento de la industria en lugares como el Parque Industrial de Salta o de General Güemes -donde la mayoría de la actividad se concentra en empresas de servicios-, hablar de producción a escala y de concentración de mano de obra es directamente una utopía.
Respecto al turismo, tal vez el único ítem productivo que ha mantenido su proyección en base a políticas que se aplican desde hace varios años, se está perdiendo la oportunidad de liderar los cambios y profundizar la actividad con, por ejemplo, nuevas rutas aéreas que descompriman el tránsito a las grandes provincias y transformen al resto, como en el caso de Salta, en centros de recepción y disparador de vuelos internacionales o escalas intermedias a otros puntos del país y del continente.
Focalizando en Salta, las políticas habitacionales no han sido provechosas. Los escándalos de Lomas de Medeiros o Mirasoles donde se beneficiaron amigos, familiares y hasta funcionarios del IPV, contrastan con las unidades habitacionales de 15 metros cuadrados al que llaman “viviendas”; allí solo hay condiciones infrahumanas para los más pobres.