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Un milagro en medio de tanto horror en Filipinas

Martes, 12 de noviembre de 2013 07:19

El paso del tifón Haiyan, que provocó, desde el pasado viernes, la muerte de unas 10.000 personas, deja en Filipinas millones de historias trágicas: familias destrozadas, hogares destruidos y niños tragados por el agua. Sin embargo, en medio del desastre, Emily Ortega puede contar con orgullo su milagro.
Tras perder a su madre y su casa, arrastradas por los efectos del tifón, Ortega comenzó a sentir dolores de parto en la devastada ciudad filipina de Tacloban. La chica se amarró fuerte en un árbol para que la corriente y el viento no se la lleve junto a la bebé que estaba en su vientre. Luego fue rescatada por socorristas que la llevaron al aeropuerto, el refugio de miles de ciudadanos de la desbastada ciudad. En ese lugar médicos militares que atendían heridos corrieron a asistirla para que de a luz. Finalmente nació la pequeña Bea Joy Sagales.
“Qué hermosa es. La voy a llamar Bea Joy, en honor a mi madre Beatriz”, dijo la joven, de 21 años. A su lado, estaba su marido, Jobert, quien no podía ocultar las lágrimas en sus ojos.

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El paso del tifón Haiyan, que provocó, desde el pasado viernes, la muerte de unas 10.000 personas, deja en Filipinas millones de historias trágicas: familias destrozadas, hogares destruidos y niños tragados por el agua. Sin embargo, en medio del desastre, Emily Ortega puede contar con orgullo su milagro.
Tras perder a su madre y su casa, arrastradas por los efectos del tifón, Ortega comenzó a sentir dolores de parto en la devastada ciudad filipina de Tacloban. La chica se amarró fuerte en un árbol para que la corriente y el viento no se la lleve junto a la bebé que estaba en su vientre. Luego fue rescatada por socorristas que la llevaron al aeropuerto, el refugio de miles de ciudadanos de la desbastada ciudad. En ese lugar médicos militares que atendían heridos corrieron a asistirla para que de a luz. Finalmente nació la pequeña Bea Joy Sagales.
“Qué hermosa es. La voy a llamar Bea Joy, en honor a mi madre Beatriz”, dijo la joven, de 21 años. A su lado, estaba su marido, Jobert, quien no podía ocultar las lágrimas en sus ojos.

Un tragedia mundial

El tifón Haiyan, que azotó la ciudad filipina de Taclobán, pudo haber matado a unas 10.000 personas, según dijeron las autoridades del archipiélago este domingo, a medida que se hacía patente la extensión de la devastación causada por el fenómeno meteorológico y los horrorizados habitantes relataban que las marejadas fueron tan altas como los árboles.

En tanto, cifras divulgadas por Unicef dan cuenta de que hasta cuatro millones de niños pueden haber quedado afectados en Filipinas por el tifón; mientras que miles de sobrevivientes piden ayuda y buscan alimentos, agua y medicinas, amenazando con sobrepasar los recursos militares y de rescate.
Países como los Estados Unidos, la Argentina y Ecuador e incluso el propio papa Francisco manifestaron su solidaridad con el pueblo filipino y se mostraron dispuestos a colaborar en la atención de las víctimas.
 

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