Tratar de meterse por un instante en la psique de tu hijo de dos años (o año y medio), quien está aprendiendo a manejar el movimiento (la principal llave hacia la independencia) es una gran ayuda a la hora de sobrellevar con calma y cordura esta difícil etapa: la edad del “no”. Se trata de ese período entre los 18 meses y los tres años que no es otra cosa que la etapa en la que el niño aprende a ser él mismo, distinto de sus padres y esto lo logra por negación del otro, por eso en este período la palabra preferida es “no”. Luego vendrán otras expresiones como “mío” y “yo solo”, pero cada día trae su afán.
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Tratar de meterse por un instante en la psique de tu hijo de dos años (o año y medio), quien está aprendiendo a manejar el movimiento (la principal llave hacia la independencia) es una gran ayuda a la hora de sobrellevar con calma y cordura esta difícil etapa: la edad del “no”. Se trata de ese período entre los 18 meses y los tres años que no es otra cosa que la etapa en la que el niño aprende a ser él mismo, distinto de sus padres y esto lo logra por negación del otro, por eso en este período la palabra preferida es “no”. Luego vendrán otras expresiones como “mío” y “yo solo”, pero cada día trae su afán.
Pero ojalá el tema se redujera a la eterna contradicción y a las ansias de independencia. Junto con estas sensaciones llegan los alaridos y los golpes. Y las pataletas son unas de las circunstancias para las que los papás y las mamás no estamos preparados.
Entran en crisis ante la negativa para hacer algo que es claramente peligroso o indebido. Entonces su frustración y confusión los lleva a explotar como una bomba. Lo aconsejable es tomar aire, esperar un poco que el volcán termine la erupción y armarse de valor para explicarle que tu amor es infinito, que lo amas a pesar de no estar de acuerdo con su actitud y que pueden hacer algo más juntos.
En la medida en la que el cerebro del niño se termina de formar y que su desarrollo lingístico le permite expresarse mejor, las rabietas se irán espaciando hasta desaparecer.
Para tener en cuenta
Algunos consejos extraídos del libro “La superniñera”, de Jo Frost:
* Entienda que las pataletas no son contra usted ni son estrategias de manipulación. Todos los niños entre los 2 y los 4 años las viven. No obstante, no se puede rendir ante una de ellas pues eso garantiza que se convertirán en estrategia.
* En medio de una rabieta asegúrese de que el niño o niña no pueda hacerse daño físicamente a sí mismo o a otra persona.
* Mantenga la calma y si no lo logra, salga de la habitación pues la peor idea es que usted reaccione igual que el bebé.
* No busque razonar ni negociar, no tiene caso, no lo oyen. Algunos niños se calman si los sostienen, para otros es peor. Experimente y ese puede ser un buen método.
* Si es un niño más grande (cercano a los 4 años) quitarle la atención puede ser la mejor solución. Dejarlo solo un rato puede ser una opción.
* Aprenda a anticipar las pataletas. Cuando vea que una crisis va a llegar, ponga la atención del niño en otra cosa para que se olvide de sí mismo.
* No le dé opciones para escoger pues no siempre a esa edad saben lo que quieren. Ya se encuentran en situación de ambigedad por sí mismos así que no la incremente. Dígale claramente lo que espera de él o ella.
Recuerde que...
* A esta edad el niño todavía no comprende plenamente los conceptos de norma y aviso. Es por esto que repite las conductas y hay que decirle una y otra vez lo que se espera de él. Solo con el tiempo esto se convertirá en una norma.
* Aunque empieza a ser grande sigue inmaduro. No imparta normas imposibles de cumplir. Es indispensable ser coherentes: si usted le advierte algo, debe cumplir su “promesa”.
* Los estímulos positivos son más eficientes. Los castigos funcionan, pero recuerde que golpear al niño refleja solo su falta de control.