Como se sabe, la cumbia es un género musical folclórico de Colombia y Panamá que a partir de los años "40, comenzó a expandirse por América Latina hasta lograr popularizarse en todo el continente. Fue entonces que surgieron las versiones venezolana, mexicana, salvadoreña, chilena, ecuatoriana, peruana, uruguaya, boliviana y argentina, entre otras.
A nuestro país llegó a fines de los "50 y a partir de 1960 se extendió por todo el territorio dando lugar al nacimiento de las variantes norteña, santiagueña, cordobesa y santafesina.
En Salta, la cumbia se aquerenció rápidamente echando raíces en los sectores más populares, aunque fue en las carpas de carnaval donde prendió con más fuerza y afán. Y la nueva música trajo nuevos intérpretes. Surgieron los primeros conjuntos “cumbiamberos o cumbiancheros”, como decía la gente. Al principio usaron cuatro instrumentos fundamentales: acordeón a piano, guitarra eléctrica, batería y timbales.
Un pionero
Uno de los primeros conjuntos “cumbiancheros” surgidos en Salta en los años "60 fue “Luis y sus colombianos”, una orquesta que aún y, pese al tiempo transcurrido, sigue animando bailes de música popular.
Su inspirador, Luis Guantay, es un músico cerrillano mercedeño que aunque nunca abandonó el folclore (Los Hermanitos Guantay), quedó para siempre identificado con la música colombiano panameña.
El bautizo
Según recuerda Guantay, “Luis y sus colombianos”, nació el 9 de noviembre de 1963 en una gira que realizó por Jujuy. Hasta entonces el grupo se llamaba “Los hermanitos Guantay”. Pero esto cambió cuando decidió actuar en la Sociedad Obrera de Jujuy. Allí, su representante orquestal, como para ubicarlo en la “nueva ola”, sugirió un nombre acorde al género que imponía el momento: “Luis y su conjunto de ritmos colombianos”. El rebautizo fue aceptado pero a poco sus seguidores abreviaron el nombre quedando “Luis y sus colombianos”. Con ese nombre, el nuevo conjunto musical conquistó los más tradicionales bailes carperos de Salta.
Fue de la mano de Luis Guantay que la cumbia comenzó a reinar, no solo en las carpas de carnaval, sino también en los casi desaparecidos “bailes populares” que se organizaban en el interior salteño para celebrar fiestas patrias y patronales.
En Salta, Luis animó los bailes de Luz y Fuerza, La Salamanca, ATE, “Rancho Bit”, la “Boite Americana” (exQuenco), Copacabana, Central Norte y Sindicato Municipal. En Buenos Aires actuó en Rincón Norteño, en Residentes Salteños, Club Huracán, La Matanza, “Picaflor” de barrio Constitución y Montecarlo de Congreso. Fue “telonero” en los famosos bailes de Atlético Cerrillos, “La Cerrillana”, Rafael Jorge de Rosario de Lerma y Club Unión de General Güemes entre otros.
A lo largo de los 50 años Luis hizo cumbia por Jujuy, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero, San Juan, San Juan, Buenos Aires y La Pampa. Y lo hizo, sin abandonar nunca el folclore de su tierra, interpretando siempre las más tradicionales zambas carperas de Gustavo “Payo” Sola y Marcos Tames.
Y entre escenarios y aulas, en 1973 Luis Guantay concluyó sus estudios en el Instituto Musical Argentino donde obtuvo el título de profesor de Acordeón a Piano. Esto le permite ejercer hasta la actualidad la docencia en la Escuela Superior de Música “José Lo Giudice” de nuestra ciudad.
Su primera composición editada en los años ‘60 fue “Borrachito al amanecer”. En 1993 grabó su segundo trabajo discográfico. Allí agregó de su autoría “Mala mujer” y “Salud Amigos”, dos temas musicales que años después fueron incluidos en el cortometraje “Rey Muerto” y la película “La Ciénaga” de Lucrecia Martél, directora premiada con el “Alfred Bauer” en el Festival del Cine en Berlín, y el “Cóndor de Plata” de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.
En la actualidad, diferentes instituciones públicas, privadas y barriales de la provincia reconocen a “Luis y sus colombianos”, como un conjunto solidario que siempre colaboró desinteresadamente. Los muros de su hogar están colmados de reconocimientos, menciones y agradecimientos de escuelas, colegios, clubes y centros vecinales. Son testimonios que hablan de un artista que se entregó a la música y a la solidaridad.
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Como se sabe, la cumbia es un género musical folclórico de Colombia y Panamá que a partir de los años "40, comenzó a expandirse por América Latina hasta lograr popularizarse en todo el continente. Fue entonces que surgieron las versiones venezolana, mexicana, salvadoreña, chilena, ecuatoriana, peruana, uruguaya, boliviana y argentina, entre otras.
A nuestro país llegó a fines de los "50 y a partir de 1960 se extendió por todo el territorio dando lugar al nacimiento de las variantes norteña, santiagueña, cordobesa y santafesina.
En Salta, la cumbia se aquerenció rápidamente echando raíces en los sectores más populares, aunque fue en las carpas de carnaval donde prendió con más fuerza y afán. Y la nueva música trajo nuevos intérpretes. Surgieron los primeros conjuntos “cumbiamberos o cumbiancheros”, como decía la gente. Al principio usaron cuatro instrumentos fundamentales: acordeón a piano, guitarra eléctrica, batería y timbales.
Un pionero
Uno de los primeros conjuntos “cumbiancheros” surgidos en Salta en los años "60 fue “Luis y sus colombianos”, una orquesta que aún y, pese al tiempo transcurrido, sigue animando bailes de música popular.
Su inspirador, Luis Guantay, es un músico cerrillano mercedeño que aunque nunca abandonó el folclore (Los Hermanitos Guantay), quedó para siempre identificado con la música colombiano panameña.
El bautizo
Según recuerda Guantay, “Luis y sus colombianos”, nació el 9 de noviembre de 1963 en una gira que realizó por Jujuy. Hasta entonces el grupo se llamaba “Los hermanitos Guantay”. Pero esto cambió cuando decidió actuar en la Sociedad Obrera de Jujuy. Allí, su representante orquestal, como para ubicarlo en la “nueva ola”, sugirió un nombre acorde al género que imponía el momento: “Luis y su conjunto de ritmos colombianos”. El rebautizo fue aceptado pero a poco sus seguidores abreviaron el nombre quedando “Luis y sus colombianos”. Con ese nombre, el nuevo conjunto musical conquistó los más tradicionales bailes carperos de Salta.
Fue de la mano de Luis Guantay que la cumbia comenzó a reinar, no solo en las carpas de carnaval, sino también en los casi desaparecidos “bailes populares” que se organizaban en el interior salteño para celebrar fiestas patrias y patronales.
En Salta, Luis animó los bailes de Luz y Fuerza, La Salamanca, ATE, “Rancho Bit”, la “Boite Americana” (exQuenco), Copacabana, Central Norte y Sindicato Municipal. En Buenos Aires actuó en Rincón Norteño, en Residentes Salteños, Club Huracán, La Matanza, “Picaflor” de barrio Constitución y Montecarlo de Congreso. Fue “telonero” en los famosos bailes de Atlético Cerrillos, “La Cerrillana”, Rafael Jorge de Rosario de Lerma y Club Unión de General Güemes entre otros.
A lo largo de los 50 años Luis hizo cumbia por Jujuy, Formosa, Catamarca, Santiago del Estero, San Juan, San Juan, Buenos Aires y La Pampa. Y lo hizo, sin abandonar nunca el folclore de su tierra, interpretando siempre las más tradicionales zambas carperas de Gustavo “Payo” Sola y Marcos Tames.
Y entre escenarios y aulas, en 1973 Luis Guantay concluyó sus estudios en el Instituto Musical Argentino donde obtuvo el título de profesor de Acordeón a Piano. Esto le permite ejercer hasta la actualidad la docencia en la Escuela Superior de Música “José Lo Giudice” de nuestra ciudad.
Su primera composición editada en los años ‘60 fue “Borrachito al amanecer”. En 1993 grabó su segundo trabajo discográfico. Allí agregó de su autoría “Mala mujer” y “Salud Amigos”, dos temas musicales que años después fueron incluidos en el cortometraje “Rey Muerto” y la película “La Ciénaga” de Lucrecia Martél, directora premiada con el “Alfred Bauer” en el Festival del Cine en Berlín, y el “Cóndor de Plata” de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina.
En la actualidad, diferentes instituciones públicas, privadas y barriales de la provincia reconocen a “Luis y sus colombianos”, como un conjunto solidario que siempre colaboró desinteresadamente. Los muros de su hogar están colmados de reconocimientos, menciones y agradecimientos de escuelas, colegios, clubes y centros vecinales. Son testimonios que hablan de un artista que se entregó a la música y a la solidaridad.