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La quinoa, un rico tesoro

Sabado, 23 de noviembre de 2013 02:16

La quinoa fue el alimento básico de los incas por su riqueza en minerales, vitaminas y proteínas de alto valor biológico. La proporción de proteínas de la quinoa, más alta que en ningún otro cereal, y el hecho de que no requiera plaguicidas ni fertilizantes para su desarrollo, la han convertido en un alimento que está siendo muy buscado entre los conocedores. Y a pesar de ser un tesoro alimenticio, el grano no se encuentra fácilmente en las estanterías.

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La quinoa fue el alimento básico de los incas por su riqueza en minerales, vitaminas y proteínas de alto valor biológico. La proporción de proteínas de la quinoa, más alta que en ningún otro cereal, y el hecho de que no requiera plaguicidas ni fertilizantes para su desarrollo, la han convertido en un alimento que está siendo muy buscado entre los conocedores. Y a pesar de ser un tesoro alimenticio, el grano no se encuentra fácilmente en las estanterías.

El cultivo de la quinoa se inició hace al menos tres milenios, posiblemente en el entorno del lago Titicaca, y fue el alimento básico de los incas hasta la llegada de los conquistadores españoles que sustituyeron su cultivo por el del maíz, la cebada, el trigo y la avena.

Un tesoro nutritivo

Lo más destacable de la quinoa, en comparación con los cereales tradicionales, es la elevada cantidad de proteínas (un 13% del peso, casi el doble que el arroz) con unas proporciones de aminoácidos esenciales que favorecen su asimilación.

Los hidratos de carbono representan el 69% del peso del grano y proporcionan 374 calorías por cada 100 gramos. Por eso es una fuente óptima de energía que se libera en el organismo lentamente, acompañada de una buena dosis de fibra dietética (6 gramos de cada 100). Esta fibra, por su parte, favorece la circulación intestinal, regula los niveles de colesterol, desarrolla la flora bacteriana positiva y previene el cáncer de colon.

Además es rica en minerales esenciales, sobre todo hierro: una ración de 60 gramos aporta el 46% de las necesidades diarias del hombre y el 31% de las de la mujer (aunque su asimilación depende en parte de la presencia de otros nutrientes en la dieta), magnesio (el 36%), fósforo (31%), manganeso (27%), cinc (13%), cobre (12%) y potasio (11%).

Esta fórmula, superior a la del arroz, la avena o el trigo, hace de la quinoa un alimento excepcional para la mineralización del organismo y especialmente beneficioso para los sistemas músculo-esquelético, nervioso e inmunológico.

La quinoa ofrece un gran abanico de posibilidades para preparar desde platos salados a sofisticados postres.
Sus crujientes granos, de color amarillo claro, poseen un sabor delicado. Otorga una presencia original que da mucha personalidad a las recetas.

La base para cocinar los granos es sencilla: se ponen dos medidas de agua a calentar y, cuando rompe a hervir, se vierte una medida de quinoa, se tapa y se deja cocer a fuego medio hasta que haya absorbido el agua. Suele tardar entre unos 12 y 15 minutos. Lo importante es echar la quinoa cuando rompa a hervir el agua y vigilar la cocción hasta que a los granos les aparezca la colita del germen.

Los datos 

  • Es importante que la semilla quede debidamente cocida, pues de lo contrario puede resultar indigesta, mientras que si se cuece en exceso pierde buena parte de sus propiedades organolépticas. Combina con hortalizas y puede sustituir a los cereales.
  • Sus vitaminas refuerzan los efectos positivos, pues el ácido fólico (60 g cubren el 15% de las necesidades diarias), la vitamina B2 (el 13%) y la B3 (el 9%) son imprescindibles para el sistema nervioso y las defensas. No contiene gluten y se digiere bien.

 

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