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14 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Una noche tensa en el centro

Martes, 10 de diciembre de 2013 04:28

Luego de los saqueos, anoche se respiraba tensión en las calles del centro de la ciudad. Una recorrida realizada por El Tribuno reflejaba una mezcla de miedo, impotencia y, en algunos casos, desesperación.

A partir de las 22 la policía armó una especie de “blindaje” al centro, impidiendo el ingreso de vehículos y pidiendo a la gente que no tenía nada que hacer que se retirara del lugar. En general, solo quedaron los comerciantes y algunos empleados.

En un negocio de venta de ropa de mujer de la primera cuadra de Balcarce, dos hombres trabajaban afanosamente para fijar a la pared dos enormes paneles de madera que cubrían toda la vidriera. Entre angustiado e irónico, uno de ellos dijo que no le quedaba otra. A la vuelta de allí la vidriera de una casa de instrumentos musicales había sido arrasada por saqueadores.

A la vuelta, una farmacia tenía la cortina metálica a medio bajar, y varios de sus empleados estaban adentro, armados con palos. “Es por si vienen a saquear. Tenemos que protegernos” contó el encargado.
Un comerciante que pidió no ser identificado, pero que tienen una amplia vidriera a la calle, admitió que contrató a dos personas armadas para que custodien su negocio. “Yo no puedo quedarme toda la noche y no voy a poner en riesgo a mis hijos o mis empleados” explicó.

El lugar donde se respiraba más tensión era la esquina de Ituzaingó y Urquiza. Allí decenas de puesteros del mercado San Miguel y de los mercados de pulgas de los alrededores estaban armados con palos a la espera de cualquier “ataque”.

José Muratore, administrador del paseo de compras, contó a El Tribuno que alrededor de las 21 “un grupo intentó entrar al mercado, pero lo sacamos los propios puesteros. Nosotros somos gente de trabajo y no vamos a permitir que vengan estos sinvergüenzas por la fuerza para quedarse con lo que es nuestro”.

Pese al temor de los comerciantes, la presencia policial era evidente en todo el centro. También lo era la presencia de numerosos jovencitos en moto, que daban vuelta expectantes, como a la espera de una oportunidad para aprovechar. Sin embargo, con el paso de las horas estos últimos fueron desapareciendo.

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Luego de los saqueos, anoche se respiraba tensión en las calles del centro de la ciudad. Una recorrida realizada por El Tribuno reflejaba una mezcla de miedo, impotencia y, en algunos casos, desesperación.

A partir de las 22 la policía armó una especie de “blindaje” al centro, impidiendo el ingreso de vehículos y pidiendo a la gente que no tenía nada que hacer que se retirara del lugar. En general, solo quedaron los comerciantes y algunos empleados.

En un negocio de venta de ropa de mujer de la primera cuadra de Balcarce, dos hombres trabajaban afanosamente para fijar a la pared dos enormes paneles de madera que cubrían toda la vidriera. Entre angustiado e irónico, uno de ellos dijo que no le quedaba otra. A la vuelta de allí la vidriera de una casa de instrumentos musicales había sido arrasada por saqueadores.

A la vuelta, una farmacia tenía la cortina metálica a medio bajar, y varios de sus empleados estaban adentro, armados con palos. “Es por si vienen a saquear. Tenemos que protegernos” contó el encargado.
Un comerciante que pidió no ser identificado, pero que tienen una amplia vidriera a la calle, admitió que contrató a dos personas armadas para que custodien su negocio. “Yo no puedo quedarme toda la noche y no voy a poner en riesgo a mis hijos o mis empleados” explicó.

El lugar donde se respiraba más tensión era la esquina de Ituzaingó y Urquiza. Allí decenas de puesteros del mercado San Miguel y de los mercados de pulgas de los alrededores estaban armados con palos a la espera de cualquier “ataque”.

José Muratore, administrador del paseo de compras, contó a El Tribuno que alrededor de las 21 “un grupo intentó entrar al mercado, pero lo sacamos los propios puesteros. Nosotros somos gente de trabajo y no vamos a permitir que vengan estos sinvergüenzas por la fuerza para quedarse con lo que es nuestro”.

Pese al temor de los comerciantes, la presencia policial era evidente en todo el centro. También lo era la presencia de numerosos jovencitos en moto, que daban vuelta expectantes, como a la espera de una oportunidad para aprovechar. Sin embargo, con el paso de las horas estos últimos fueron desapareciendo.

Llamado al paro policial

Al mismo tiempo, desde el Centro Policial unos 400 policías retirados convocaban a los activos a autoacuartelarse en reclamo de la “dignidad salarial”. Según explicaron, el básico de un agente es de $600, y el sueldo de bolsillo no llega a $4.000.

Sylvester aseguró que hoy
la actividad será normal

El flamante ministro de Gobierno, Eduardo Sylvester, aseguró anoche cerca de la una de la madrugada que la jornada de hoy “será normal”. Según detalló, desde el Ejecutivo se programó un operativo de seguridad que apunta a que no se repitan los saqueos de ayer, y confirmó que habrá transporte público y que las escuelas funcionarán con normalidad.

Sylvester sostuvo que la tensión y la violencia que se vivió ayer en el centro de la ciudad tiene que ver “con un situación social complicada influenciada por el contexto nacional”, aunque en el caso de Salta interpretó que los protagonistas de los saqueos fue “gente que se quiso aprovechar de la situación”. Destacó sin embargo “el excelente trabajo de la Policía de la provincia”, ya que en su opinión “no hubo grandes daños en los comercios y se logró detención de unas 130 personas”.

Consultado sobre las declaraciones de funcionarios nacionales que aseguraron que los saqueos era organizados por la oposición política, el ministro dijo que “no me voy a apresurar porque desconozco si fueron instigados por alguien, pero si puedo decir que vamos a investigar hasta las últimas consecuencias para aclarar el origen de estos delitos”.

Respecto de los policías retirados que convocaban a sus pares en actividad a sumarse a una protesta en el Centro Policial Sargento Suárez, interpretó que “es un momento desatinado para hacerlo” y elogió que “la mayoría de los policías entendieron que son servidores públicos y decidieron trabajar para la tranquilidad de los salteños.

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