Policías que se manifiestan desde el lunes en reclamo de un básico de $3.500 y un mínimo de bolsillo de $8.500, rechazaron los $6.500 de inicial que ofreció ayer el Gobierno, tras una jornada llena de tensión, rumores de acuartelamiento y una intranquilidad creciente en el comercio.
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Policías que se manifiestan desde el lunes en reclamo de un básico de $3.500 y un mínimo de bolsillo de $8.500, rechazaron los $6.500 de inicial que ofreció ayer el Gobierno, tras una jornada llena de tensión, rumores de acuartelamiento y una intranquilidad creciente en el comercio.
El día comenzó y terminó con policías retirados y en actividad movilizados, junto a familiares, por calles céntricas de la capital salteñas y con una mayoría de negocios cerrados, desde tempranas horas, bajo un clima de preocupación e incertidumbre que tenía hasta el cierre de esta edición final abierto. Cerca del medio día, algunos empresarios habían llegado a sugerir a la Cámara del sector la idea de “armar brigadas” para proteger propiedades y mercaderías.
Fuentes oficiales aseguraban anoche a El Tribuno, que pasadas las 21, “el 100% del personal policial se presentó a trabajar en los relevos del turno noche”. Casi a la misma hora, voceros de los autoconvocados afirmaban: “La protesta se mantiene firme y aumentan las adhesiones”.
A la caída de la tarde, luego de conocerse la oferta salarial del Gobierno, los manifestantes, concentrados en el Centro Policial Sargento Suárez marcharon pacíficamente hasta la Central de Policía, la Unidad Regional 1 y finalmente a la Plaza 9 de Julio. Cerca de un millar de manifestantes protestaron en el casco céntrico salteño, que tuvo importantes congestionamientos.
Voces en la marcha
“Me parece negativo el resultado. Esperábamos más, porque parece que nos quieren imponer algo que va totalmente a contramano de lo que pasan en el resto de las provincias. Acá no hay negociación sino una imposición”, dijo Rubén, oficial en actividad del sistema 911. “No pedimos groserías, pedimos lo que le están dando a los policías de todo el país”, agregó justo después de que terminara de hablar el gobernador Juan Manuel Urtubey, que sonaba por los parlantes instalados en el centro policial. Terminado el discurso, el silencio de los cientos de autoconvocados que esperaban una solución al conflicto cambió por el murmullo y a la desaprobación, que se hizo sentir con silbidos y gritos como: “Esto es un atropello”; “es una imposición unilateral”; “aumentan lo que pagan en negro y no el básico”, entre otras cosas.
José, un joven oficial de la Policía Rural estaba de uniforme en la marcha. Llevaba una mochila y escuchaba a las autoridades provinciales que anunciaban un aumento. Cuando terminó de hablar el Gobernador se le instaló un gesto de malestar en la cara. “Acá sigue todo igual. No hay aumento de nada porque no tocaron el básico”, dijo. A su lado, un oficial de la comisaría 5ª de Salta Capital opinó que “el Gobierno podría haber llegado a los $7.000 de básico como en otras provincias y se arreglaba todo”.
Pasadas las 18 los policías y guardia cárceles auto convocados decidieron de improvisto y tras una breve votación continuar con la protesta y marchar a la jefatura de la Policía. Una de las voceras de la marcha reclamó antes de salir respeto y comportamiento ejemplar.
Sobre la calle ituzaingó los vecinos miraban desde sus casas, los comercios estaban con las rejas bajas y muchos comerciantes hacían guardia.
“Con el aumento seguimos siendo la Policía peor paga de todo el país”, dijo Oscar un sargento en actividad de una comisaría del centro. “No podemos vivir con esta plata. No le busquen la vuelta porque no hay otro problema. Cuando no podés vivir con lo que te pagan estás jugado por jugado y por eso estoy acá. Que no manden al D2 a espiarnos, junto con el periodismo y la oposición. Esas son prácticas de dictadura”, comentó. Un policía en actividad de la comisaría 9ª, que aseguró tener 18 años en actividad, afirmó que en toda su carrera “lo único que un oficial no paga con su plata son las seis balas que te dan el primer día”.
La manifestación llegó a la casa central de la Policía en Güemes y Balcarce, minutos antes de las 19. En el edificio había una veintena de policías prestando servicio y formando una fila frente a la entrada. Los protestantes quedaron cara a cara con los policías en servicio, que parecían estatuas vivientes. Un señora con un megáfono decía mientras miraba a los uniformados que custodiaban la sede: “Dan lástima...Basta de hablar en voz baja y de vivir con miedo... Tienen que pelear por sus mujeres y sus hijos”. Momentos después, en un tono más conciliador afirmó que “lo último que busca este reclamo es el entrenamiento” entre hombres de la Fuerza. Cerca de las 19.30 la manifestación dobló súbitamente en contramano por la Avenida Belgrano para llegar a la Plaza 9 de Julio y se originó un pequeño caos urbano que duró cerca de 10 minutos. Fabián es un agente aeroportuario de Ezeiza, provincia de Buenos Aires. Llegó a Salta de vacaciones con su mujer. “No pudimos hacer nada. Es un desastre porque hicimos un gran esfuerzo para venir”, dijo. Cerca de las 21 los autoconvocados volvieron al Sargento Suárez.