Es uno de los mejores bajistas de la historia argentina. Integró bandas míticas como del rock como Serú Girán y Billy Bond and the Jets y formó parte del grupo de Pat Metheny, virtuoso guitarrista norteamericano.
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Es uno de los mejores bajistas de la historia argentina. Integró bandas míticas como del rock como Serú Girán y Billy Bond and the Jets y formó parte del grupo de Pat Metheny, virtuoso guitarrista norteamericano.
Fanático del Flaco Spinetta, el Cuchi Leguizamón, Los Beatles y Atahualpa Yupanqui, es además poeta y compositor. Es una de las figuras de la publicidad “Alegría” que fomenta al vino como bebida nacional. Pronto lanzará su propia línea de vinos y dialogó con El Tribuno sobre la vinculación entre el fermento de las uvas y la poesía: “El vino es su propia poesía y tiene total relación con ese mundo porque es tanto una ciencia como un arte hacer vino. Tengo la suerte y el honor de tener un socio de lujo que es Marcelo Perelleriti, un extraordinario enólogo mendocino”, explicó y añadió: "Nuestro punto de encuentro (con Perelleriti) para trabajar el vino es en el lugar de lo sensitivo, de lo olfativo, gustativo, de la poética del vino y de la estética de lo que estamos haciendo, que es construir una bodega, diseñar un viñedo, elegir las cepas y hacer los cortes de los vinos. En todo eso creo que convergemos y hacemos una muy buena dupla”, detalló el músico.
Y entre risas sostiene que “El vino es un amor más y un amor que no te deja”. El multiinstrumentista agrega que el romance con aquella bebida es de larga data: “Descubrí el vino alrededor de mis 20 años. Ahí empecé a conocer de a poco porque es un mundo inagotable. Solamente con los vinos de la Argentina tendrías toda una vida para conocer, ya que tenemos cientos de bodegas que hacen cantidad de productos cada una. Es inagotable. Y en estos últimos años se me venía apareciendo el sueño de tener un viñedo y ahí la cosa coaguló”.
En cuanto a su vinculación y actualidad musical, confesó: “No me podría quejar de ninguna manera, vengo teniendo unos años extraordinarios. Me está yendo cada vez mejor, así que no tengo otra cosa que agradecer”
¿Estás preparando un show para fin de año?
Sí, estoy en plena gira de “Mil noches y un instante”, un espectáculo unipersonal donde recorro toda mi última discografía, presento música nueva y hago dos segmentos temáticos: uno de Los Beatles y otro de folclore. Está siendo excelentemente recibido en todas partes, hicimos dos conciertos en Buenos Aires -en el Gran Rex y en el Coliseo-, venimos de girar por todo el país y parte de América Latina (México, Colombia, Perú), este mes hacemos Chile y el 21 cerramos el año presentado el disco nuevo en el Gran Rex.
¿Cómo será el disco nuevo?
Lo grabamos en esta gira, es el CD/DVD de “Mil noches y un instante”. Al DVD va el concierto completo de junio en el Gran Rex, que tiene 28 canciones, con la participación de Teresa Parodi y Abel Pintos como invitados.
En el disco, elegí no repetir algunas canciones que ya estaban lanzadas en “A solas con el mundo”, otro disco unipersonal grabado en vivo. Entonces hice una reducción a 17 canciones no publicadas.
¿Qué puede anticiparse sobre temas nuevos?
Dos fueron compuestos con Teresa Parodi, letras de Tere y música mía. Son aires litoraleños, y la tercera canción se llama “Perdón” y la compuse para dos bajos eléctricos y voz.
¿Cómo definirías tu relación con la copla?
El canto con caja para mí fue toda una revelación. Cuando Leda (Valladares) nos convocó a distintos cantantes a formar parte de “El grito en el cielo”, fue un momento bisagra en mi trabajo como músico y como cantante en particular. Leda nos mostró una fuente musical de una tremenda hondura, de una increíble belleza, de una belleza honda y salvaje, y cósmica a la vez. Desde ese momento no dejé de cantar copla nunca y en algún momento siempre saco la caja, porque es una música que expresa lo más hondo del ser humano.
Cuando trabajaste con Pat Metheny grabaste “Vidala” en inglés ¿cómo trabajaste ese género, alejándote del español?
Cuando cantamos baguala en castellano estamos cantando en la lengua del conquistador europeo. Ya ahí, entre muchas comillas “nos estamos desviando de la pureza original del canto andino”, pero le puse muchas comillas porque en arte no existen las purezas. Es una tontería pensar que en el arte algo pueda ser puro. Felizmente, el arte se nutre de las fusiones, de los encuentros, de las transmutaciones, de los cambios de la historia y las culturas. Así que cantar en otra lengua europea, ¿por qué no?
Y así cierra la charla este músico que lleva una extensa carrera en la cual ha editado más de 30 álbumes entre discos de estudio, grabaciones en vivo y bandas sonoras de películas.