Las denuncias de persecución laboral contra médicos del hospital Arturo Oñativia se multiplicaron en los últimos tiempos. En los 19 meses que lleva al frente del establecimiento Marcelo Nallar Dera, 19 profesionales dicen haber sido perjudicados por el director. Según pudo comprobar El Tribuno, por lo menos cinco de ellos se jubilaron antes de cumplir con la edad; también muchos de los médicos que ocupaban cargos de jefe de sector fueron separados de sus funciones; hoy ocho personas se encuentran con licencia por enfermedad; otros con tratamiento psiquiátrico; algunos prefirieron pedir licencia sin goce de sueldo y hay quienes directamente solicitaron el retiro voluntario. Este es el drama que dicen estar viviendo los profesionales de unos de los hospitales con más prestigio en toda la región.
Nallar ya había sido denunciado por “perseguir a las personas mayores con más años de experiencia en la institución”, dijo la endocrinóloga Graciela Giménez de Soler. De hecho, quienes se sienten acosados tienen todos más de 20 años de carrera en el Oñativia. Muchos de ellos hicieron denuncias en contra de la dirección sin haber tenido la respuesta esperada de parte de los organismos correspondientes, como las presentadas ante el INADI después de la llegada de Nallar. Ya había denunciado públicamente al actual gerente María Trejo, otra endocrinóloga. También hace dos meses se conoció un descargo contra Nallar del patólogo Rubén Harach por una polémica suspensión que lo dejó sin goce de sueldo. “Tener al doctor Harach es como tener a Maradona en un equipo de fútbol, pero que no juega los domingos y eso no sirve”, sostuvo Nallar sobre el caso en su momento y agregó que “tiene muy bajo rendimiento asistencial en el hospital”.
El doctor Nallar llegó al Oñativia como subgerente durante la administración del doctor Ernesto Saravia Day y en enero de 2012 fue designado gerente del hospital de autogestión. Desde ese momento El Tribuno dio cuenta de las denuncias de los profesionales, muchos de los cuales se oponían al nombramiento de Nallar “porque no contaba con más antecedentes que haber sido encargado de una obra social”.
Quejas de los pacientes
Estas polémicas en la gestión de Nallar también impactaron en la atención al cliente.
Los pacientes se quejan de lo difícil que es poder sacar un turno por medio del 0800. En las primeras horas de la mañana, según pudo corroborar este medio, poder comunicarse es una verdadera lotería. Las líneas se encuentran casi siempre ocupadas. Los operadores contestan casi siempre después de las 9 de la mañana, pero los turnos para ese día ya no están disponibles, porque se entregan solo 10 números por cada profesional y únicamente se dan turnos para dentro de 15 o 20 días según la especialidad.
“Como yo tengo PROFE (Programa Federal de la Salud) tengo que hacer la consulta con mi médico. Si tengo que hacerme algún estudio me lo entregan en un par de días, pero al sacar un nuevo turno le llevo a mi médico un estudio que dice urgente 15 días después”, dijo un paciente de apellido Jaime a El Tribuno, en la sala de espera. “Cuando consigo turno es únicamente sacando un número en el hospital. Es más seguro, porque en el 0800 no pude conseguirlo nunca”, agregó.
Otra paciente diabética, de apellido Córdoba, había llegado desde Quebrachal. “Vengo por lo menos dos veces al mes y si no tuviera parientes en la capital, tendría que dormir en la puerta del hospital porque nunca consigo turno”, contó. Varias personas consultadas prefirieron no dar su nombre, pero coincidieron en que la mayoría de las veces son atendidos por diferentes profesionales, porque “es difícil conseguir el turno con el mismo médico” que los atendió la primera vez. “Si uno se pierde el turno por cualquier motivo en el hospital los penalizan y no pueden sacar uno nuevo hasta dentro de 30 días”, dijo otro paciente.
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Las denuncias de persecución laboral contra médicos del hospital Arturo Oñativia se multiplicaron en los últimos tiempos. En los 19 meses que lleva al frente del establecimiento Marcelo Nallar Dera, 19 profesionales dicen haber sido perjudicados por el director. Según pudo comprobar El Tribuno, por lo menos cinco de ellos se jubilaron antes de cumplir con la edad; también muchos de los médicos que ocupaban cargos de jefe de sector fueron separados de sus funciones; hoy ocho personas se encuentran con licencia por enfermedad; otros con tratamiento psiquiátrico; algunos prefirieron pedir licencia sin goce de sueldo y hay quienes directamente solicitaron el retiro voluntario. Este es el drama que dicen estar viviendo los profesionales de unos de los hospitales con más prestigio en toda la región.
Nallar ya había sido denunciado por “perseguir a las personas mayores con más años de experiencia en la institución”, dijo la endocrinóloga Graciela Giménez de Soler. De hecho, quienes se sienten acosados tienen todos más de 20 años de carrera en el Oñativia. Muchos de ellos hicieron denuncias en contra de la dirección sin haber tenido la respuesta esperada de parte de los organismos correspondientes, como las presentadas ante el INADI después de la llegada de Nallar. Ya había denunciado públicamente al actual gerente María Trejo, otra endocrinóloga. También hace dos meses se conoció un descargo contra Nallar del patólogo Rubén Harach por una polémica suspensión que lo dejó sin goce de sueldo. “Tener al doctor Harach es como tener a Maradona en un equipo de fútbol, pero que no juega los domingos y eso no sirve”, sostuvo Nallar sobre el caso en su momento y agregó que “tiene muy bajo rendimiento asistencial en el hospital”.
El doctor Nallar llegó al Oñativia como subgerente durante la administración del doctor Ernesto Saravia Day y en enero de 2012 fue designado gerente del hospital de autogestión. Desde ese momento El Tribuno dio cuenta de las denuncias de los profesionales, muchos de los cuales se oponían al nombramiento de Nallar “porque no contaba con más antecedentes que haber sido encargado de una obra social”.
Quejas de los pacientes
Estas polémicas en la gestión de Nallar también impactaron en la atención al cliente.
Los pacientes se quejan de lo difícil que es poder sacar un turno por medio del 0800. En las primeras horas de la mañana, según pudo corroborar este medio, poder comunicarse es una verdadera lotería. Las líneas se encuentran casi siempre ocupadas. Los operadores contestan casi siempre después de las 9 de la mañana, pero los turnos para ese día ya no están disponibles, porque se entregan solo 10 números por cada profesional y únicamente se dan turnos para dentro de 15 o 20 días según la especialidad.
“Como yo tengo PROFE (Programa Federal de la Salud) tengo que hacer la consulta con mi médico. Si tengo que hacerme algún estudio me lo entregan en un par de días, pero al sacar un nuevo turno le llevo a mi médico un estudio que dice urgente 15 días después”, dijo un paciente de apellido Jaime a El Tribuno, en la sala de espera. “Cuando consigo turno es únicamente sacando un número en el hospital. Es más seguro, porque en el 0800 no pude conseguirlo nunca”, agregó.
Otra paciente diabética, de apellido Córdoba, había llegado desde Quebrachal. “Vengo por lo menos dos veces al mes y si no tuviera parientes en la capital, tendría que dormir en la puerta del hospital porque nunca consigo turno”, contó. Varias personas consultadas prefirieron no dar su nombre, pero coincidieron en que la mayoría de las veces son atendidos por diferentes profesionales, porque “es difícil conseguir el turno con el mismo médico” que los atendió la primera vez. “Si uno se pierde el turno por cualquier motivo en el hospital los penalizan y no pueden sacar uno nuevo hasta dentro de 30 días”, dijo otro paciente.
Un centro de prestigio
El Oñativia es en la actualidad la única institución pública en el norte que tiene equipo de coagulación. Cuenta además, con un moderno centro de diálisis y un servicio de “cámara gamma”, tecnología de última generación en medicina nuclear. También hay un salón auditorio con equipos de comunicación de primer nivel.
Los facultativos consultados por este medio coinciden en que el hospital tiene todos los elementos para desempeñar las tareas de la mejor manera, pero desde que esta gerencia se hizo cargo, la vida del médico del Oñativia cambió radicalmente.
“Las obras que se hicieron para mejorar no sirven de nada sin un ambiente digno de trabajo, para aprovechar al máximo el conocimiento y la experiencia de profesionales que dedicaron su vida al bienestar del paciente del hospital”, dijo María Trejo.
Lo que dicen los profesionales
“No respeta a los médicos con mayor experiencia”
“Como delegada gremial salí a los medios de comunicación a denunciar lo que estaba pasando, fui sancionada y retirada de mi cargo”. Recuperó el puesto de encargada del sector de Diabetes ganando las instancias judiciales luego de dos años.
“Evidentemente Nallar tiene problemas con los profesionales de edad, porque a todos los facultativos a quienes persigue tienen muchos años en esta institución, varios cerca de jubilarse. No le importa la experiencia de médicos que dieron todo para hacer del Oñativia un hospital de renombre internacional. Nos ha hecho mucho daño, pero más daño les está haciendo a los pacientes”.
Trejo pidió que se acabe el malestar general porque “aunque no se lo diga, todos en el hospital tienen miedo y muchos van obligados a trabajar. Ha creado una situación de sospecha de unos contra otros y produjo un quiebre entre el profesional y el no profesional”.
“Esta dirección del hospital no reconoce el valor académico de una persona, por eso Nallar no acepta a nadie que tenga más estandartes académicos que el mismo, porque tiene miedo de que le hagan sombra”, aseguró la profesional.
María Nieves Trejo, endocrinologa
Llegó a ser vice directora del hospital. Hoy está jubilada, después de estar dos años de licencia por enfermedad.
“Se viven falsas acusaciones, sanciones, persecuciones y humillaciones de parte de la gerencia, que siempre tiene un trato despectivo con los médicos, en especial con las mujeres. Llegué a pensar que si me iba del hospital se me terminaba la vida, pero no era así. Estaba enferma por la situación y por eso me tuve que tomar una licencia y luego me terminé jubilando por agotamiento. Pero esa no era la forma en que me imaginaba terminar una carrera de 30 años en ese hospital donde dejé mi vida”, afirmó.
Giménez de Soler denunció a Nallar ante el INADI por discriminación en 2012. “Me senté a hablar con el director y le pedí un cambio de sector para terminar mi carrera en paz. Le conté que me estaba enfermando con la situación, que me agarré un cáncer y él me respondió que parecía las Madres de Plaza de Mayo porque, según él, rompía las bolas siempre con lo mismo. Es inaudito que tras 30 años de servicio uno tenga que tolerar esos términos y respuestas cargadas de violencia”, agregó.
Graciela Giménez de Soler endocrinologa