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El mundo llora a Mandela

Jueves, 05 de diciembre de 2013 19:00

Nelson Mandela, el héroe de la lucha contra el régimen racista del apartheid y primer presidente negro de la Sudáfrica democrática, murió ayer a los 95 años, anunció el presidente sudafricano Jacob Zuma.
“El expresidente Nelson Mandela nos ha dejado (...) ahora está en paz. La nación ha perdido a su hijo más ilustre”, anunció el presidente Zuma en la televisión poco después de las 21 GMT (18 hora argentina).
“Se apagó apaciblemente (...) Nuestro pueblo pierde a un padre”, añadió, antes de anunciar que las banderas ondearán a media asta a partir de hoy y hasta los funerales, cuya fecha no precisó.

“Manifestamos la profunda gratitud por una vida vivida al servicio de la gente de este país y de la causa de la humanidad”, sostuvo. “Es un momento de profunda tristeza (...) Te amaremos siempre Madiba”, el nombre con el que le conocían los sudafricanos.

Los homenajes del mundo entero se sucedieron desde Washington o Brasilia, pasando por Londres, Sudáfrica o México.

Centenares de personas se reunieron frente al domicilio de Mandela en Johannesburgo para una velada que parecía más de celebración que de recogimiento.
Ashleigh Williams, una vecina, dijo: “Sabía que ese día llegaría, pero puedo decir que el combate de nuestro Madiba bien amado era justo, y ahora es tiempo de que descanse”.

Una larga enfermedad

Mandela, quien festejó sus 95 años el 18 de julio, había sido hospitalizado cuatro veces desde diciembre de 2012, siempre a causa de infecciones pulmonares. Esos problemas recurrentes eran probablemente ligados a las secuelas de una tuberculosis que contrajo durante su estadía en la prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, donde pasó 18 de sus 27 años de detención en las cárceles del régimen racista del apartheid.
Mandela pasará a la historia por haber negociado pulso a pulso con el gobierno del apartheid una transición pacífica hacia una democracia multirracial.

Y por haber evitado a su pueblo una guerra civil racial que, a principios de los años 1990, parecía prácticamente inevitable. Ello le valió el premio Nobel de la Paz junto al último presidente del régimen racista Frederik de Klerk.
Bajo los colores del Congreso Nacional Africano (ANC), Mandela fue el primer presidente de consenso de la nueva nación del “arco iris”, de 1994 a 1999.

Un papel que fue magnificado en la película “Invictus”, de Clint Eastwood, en el que se le puede ver conquistando el corazón de los blancos que vinieron a apoyar al equipo nacional de rugby en la Copa del Mundo de 1995, que ganó Sudáfrica.

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Nelson Mandela, el héroe de la lucha contra el régimen racista del apartheid y primer presidente negro de la Sudáfrica democrática, murió ayer a los 95 años, anunció el presidente sudafricano Jacob Zuma.
“El expresidente Nelson Mandela nos ha dejado (...) ahora está en paz. La nación ha perdido a su hijo más ilustre”, anunció el presidente Zuma en la televisión poco después de las 21 GMT (18 hora argentina).
“Se apagó apaciblemente (...) Nuestro pueblo pierde a un padre”, añadió, antes de anunciar que las banderas ondearán a media asta a partir de hoy y hasta los funerales, cuya fecha no precisó.

“Manifestamos la profunda gratitud por una vida vivida al servicio de la gente de este país y de la causa de la humanidad”, sostuvo. “Es un momento de profunda tristeza (...) Te amaremos siempre Madiba”, el nombre con el que le conocían los sudafricanos.

Los homenajes del mundo entero se sucedieron desde Washington o Brasilia, pasando por Londres, Sudáfrica o México.

Centenares de personas se reunieron frente al domicilio de Mandela en Johannesburgo para una velada que parecía más de celebración que de recogimiento.
Ashleigh Williams, una vecina, dijo: “Sabía que ese día llegaría, pero puedo decir que el combate de nuestro Madiba bien amado era justo, y ahora es tiempo de que descanse”.

Una larga enfermedad

Mandela, quien festejó sus 95 años el 18 de julio, había sido hospitalizado cuatro veces desde diciembre de 2012, siempre a causa de infecciones pulmonares. Esos problemas recurrentes eran probablemente ligados a las secuelas de una tuberculosis que contrajo durante su estadía en la prisión de Robben Island, frente a Ciudad del Cabo, donde pasó 18 de sus 27 años de detención en las cárceles del régimen racista del apartheid.
Mandela pasará a la historia por haber negociado pulso a pulso con el gobierno del apartheid una transición pacífica hacia una democracia multirracial.

Y por haber evitado a su pueblo una guerra civil racial que, a principios de los años 1990, parecía prácticamente inevitable. Ello le valió el premio Nobel de la Paz junto al último presidente del régimen racista Frederik de Klerk.
Bajo los colores del Congreso Nacional Africano (ANC), Mandela fue el primer presidente de consenso de la nueva nación del “arco iris”, de 1994 a 1999.

Un papel que fue magnificado en la película “Invictus”, de Clint Eastwood, en el que se le puede ver conquistando el corazón de los blancos que vinieron a apoyar al equipo nacional de rugby en la Copa del Mundo de 1995, que ganó Sudáfrica.

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