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El Teatro deliró con el show inolvidable de Sergio Dalma

Martes, 05 de febrero de 2013 11:04

De voz rasgada, simpático y seductor por todos los poros, Sergio Dalma hizo cantar, bailar, suspirar y gritar a una multitud de corazones femeninos enfervorizados hasta el delirio.
Sencillamente, el show que el catalán brindó anoche en el Teatro Provincial fue extraordinario, una pieza de colección desde el primer minuto hasta el último. El catalán apareció en el escenario y la sala sucumbió ante su figura, delgada y de estatura mediana, pero con un color vocal y una forma de decir que enloqueció a las fanáticas de todas las edades.
Quedó claro que el hombre tiene la capacidad, no tan frecuente, de hacer volar por distintas dimensiones temporales. Las mujeres de más edad seguro que pasearon por vaya a saber qué recuerdos cuando de “Bailar pegados” se trata, o de repetir “Gracias por existir” o de temblar con “Cuerpo sin alma”. Pero también alimentó las sensaciones de las más jóvenes cuando giró por “El mundo” que aprendieron a querer hace poco, con la novela “Dulce amor”.
Dalma demostró una notable capacidad para transmitir su arte y para comunicarse con sus seguidores. Demostró que llega profundo tanto cuando pregunta si algo “les apeteze” (así, con la z del español) o cuando canta “Sensa una donna” o “La bámbola”, italianísimos que transmite con la misma energía y calor que otros clásicos.
Por momentos, hizo regresar a los 90 por el túnel del tiempo; otras veces dió la imagen de un joven rockero con una poderosa e impecable banda detrás y un llamativo juego de luces que completó un cuadro artístico exquisito.
En el comienzo del show, tras el saludo a esta “Salta la linda” , agradeció por “haber pagado el billete para venir a vernos”. Y valió el esfuerzo porque quienes estuvieron en el Teatro anoche no olvidarán que asistieron a una verdadera fiesta inolvidable para los sentidos. Un espectáculo de jerarquía con un artista determinado por el carisma y la entrega. Un fenómeno que, por suerte, miles de salteñas admiraron y disfrutaron.
Enorme señor del escenario, el gusto fue nuestro.

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De voz rasgada, simpático y seductor por todos los poros, Sergio Dalma hizo cantar, bailar, suspirar y gritar a una multitud de corazones femeninos enfervorizados hasta el delirio.
Sencillamente, el show que el catalán brindó anoche en el Teatro Provincial fue extraordinario, una pieza de colección desde el primer minuto hasta el último. El catalán apareció en el escenario y la sala sucumbió ante su figura, delgada y de estatura mediana, pero con un color vocal y una forma de decir que enloqueció a las fanáticas de todas las edades.
Quedó claro que el hombre tiene la capacidad, no tan frecuente, de hacer volar por distintas dimensiones temporales. Las mujeres de más edad seguro que pasearon por vaya a saber qué recuerdos cuando de “Bailar pegados” se trata, o de repetir “Gracias por existir” o de temblar con “Cuerpo sin alma”. Pero también alimentó las sensaciones de las más jóvenes cuando giró por “El mundo” que aprendieron a querer hace poco, con la novela “Dulce amor”.
Dalma demostró una notable capacidad para transmitir su arte y para comunicarse con sus seguidores. Demostró que llega profundo tanto cuando pregunta si algo “les apeteze” (así, con la z del español) o cuando canta “Sensa una donna” o “La bámbola”, italianísimos que transmite con la misma energía y calor que otros clásicos.
Por momentos, hizo regresar a los 90 por el túnel del tiempo; otras veces dió la imagen de un joven rockero con una poderosa e impecable banda detrás y un llamativo juego de luces que completó un cuadro artístico exquisito.
En el comienzo del show, tras el saludo a esta “Salta la linda” , agradeció por “haber pagado el billete para venir a vernos”. Y valió el esfuerzo porque quienes estuvieron en el Teatro anoche no olvidarán que asistieron a una verdadera fiesta inolvidable para los sentidos. Un espectáculo de jerarquía con un artista determinado por el carisma y la entrega. Un fenómeno que, por suerte, miles de salteñas admiraron y disfrutaron.
Enorme señor del escenario, el gusto fue nuestro.

 

 

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