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Nicolás Maduro, el hombre a la sombra de Hugo Chávez

Domingo, 10 de marzo de 2013 12:53

En Venezuela aseguran que Maduro ubicó a decenas de parientes en puestos relevantes de la administración.

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En Venezuela aseguran que Maduro ubicó a decenas de parientes en puestos relevantes de la administración.

En su juramento, Maduro prometió que “haremos cumplir esta Constitución bolivariana con la mano dura”.

“Mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que en ese escenario, que obligaría a convocar como manda la Constitución a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Yo se lo pido de corazón”. Con esa definición extensa como sus discursos pero sin margen para el debate, el expresidente Hugo Chávez selló a fines del año pasado la suerte del nuevo hombre fuerte de Venezuela y del país mismo. Nicolás Maduro quedó investido así como el sucesor del mayor líder político del continente de las últimas décadas.

Alto, corpulento, con un frondoso bigote y la sonrisa difícil, el ahora “presidente encargado” de la República Bolivariana de Venezuela, nació en un barrio humilde de Caracas en noviembre de 1962.

En su juventud tuvo una activa participación en grupos estudiantiles maoístas, pero los años de militancia sin estudios hicieron que no pueda terminar el secundario. En esos años también creyó encontrar su vocación en el rock. Aprendió a tocar el bajo y la guitarra eléctrica e integró varios grupos, aunque ninguno alcanzó relevancia alguna. También intentó jugar en forma profesional al béisbol, el deporte más popular de Venezuela, pero pese a sus atributos físicos, nunca logró destacarse.

Sus compañeros de clase en el liceo El Valle de Caracas, comentaban por estos días a la prensa venezolana que Maduro “era el que menos pensábamos que se dedicaría a la política” porque “no se lo tomaba en serio”.

Al no poder completar sus estudios, salió a buscar empleo, y allí si su tamaño resultó una ventaja: fue contratado como guardaespaldas, y llegó a formar parte del equipo de protección de personajes famosos como el cantante Pablo Milanés.

El dirigente sindical

En busca de un empleo más estable, obtuvo un puesto como chofer de colectivo en el servicio de Metro de Caracas. Molesto por las condiciones de trabajo y preocupado por su propia estabilidad laboral, él mismo creó y lideró el sindicato de la empresa, lo que le permitió proyectarse políticamente.

Capítulo aparete merecen las anécdotas referidas a su desempeño laboral como chofer. Según el diario venezolano El Nuevo Día, Maduro “tuvo el mayor récord de ausencias al trabajo, justificadas con las ventajas del fuero sindical y con un supuesto padecimiento de asma”. No conforme con ello, también batió el récord de chofer “que más unidades del Metrobús ha chocado en la historia de la empresa”.

 

Junto a Chávez

Desde la militancia sindical, Maduro saltó en 1994 a la militancia política. Ese año se sumó al Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, que encabezaba desde prisión el general Hugo Chávez, quien dos años antes había intentado tomar el poder a través de un golpe de estado. Desde esa posición participó de la fundación del movimiento V República, el partido político que en 1998 llevó a Chávez a la presidencia.

En 1999 participó como constituyente en la redacción de la nueva Constitución venezolana y al año siguiente fue elegido diputado de la Asamblea Nacional y reelecto en 2005. Su aceitada relación con el líder bolivariano lo llevó a presidir esa legislatura unicameral.

En 2006, sin embargo, Chávez le pide que renuncie a su banca y se sume a su equipo ministerial como responsable del Ministerio de Relaciones Exteriores. Maduro, sin embargo, no cedió poder en la movida. Su esposa, Cilia Flores, ocupó su lugar al frente del Poder Legislativo y fue la primera mujer venezolana en presidir el parlamento. En enero del año pasado fue designada Procuradora General de la República, cargo que mantiene hasta el presente.

A pesar de su escasa formación en relaciones internacionales -según numerosos analistas-, Maduro acompañó a Chávez en su etapa de mayor proyección política internacional. Muchos lo señalan también como el responsable del cambio mostrado por el Gobierno de Caracas en su relación con Estados Unidos tras la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. Mientras George W. Bush presidió la primera potencia mundial, la radicalización del discurso antiimperialista de Chávez había sido extremo. Con el cambio de signo político en Washington, esa radicalización fue moderada.

A Maduro también le tocó enfrentar algunas crisis en las relaciones internacionales graves, como fue el caso de la valija de Guido Antonini Wilson en Argentina.

El vicepresidente

El 10 de octubre del año pasado, apenas 3 días después de las elecciones presidenciales, Hugo Chávez lo catapultó a la vicepresidencia de Venezuela. Menos de dos meses más tarde, el 8 de diciembre, Chávez anunciaba su último viaje a Cuba y le pedía a sus compatriotas que, en su ausencia, acompañen a Maduro.

La agonía de Chávez planteó varios conflictos institucionales, que se saldaron siempre respetando la voluntad del líder y fueron avalados por el Tribunal Constitucional. El gran perdedor en esa instancia fue Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional, el hombre que según la Constitución hoy debería ser presidente de Venezuela.

El viernes, durante su juramentación como presidente “encargado”, Maduro dijo: “juro a nombre de la lealtad más absoluta al comandante Hugo Chávez que cumpliremos y haremos cumplir esta Constitución bolivariana con la mano dura de un pueblo dispuesto a ser libre, lo juro”. Esta frase fue tomada como una amenaza directa a la oposición.

Sin embargo, todo parece indicar que no necesitará aplicar ninguna mano dura. Las encuestas señalan que los venezolanos también están dispuestos a cumplir los designios de su comandante, y Maduro, por amplia mayoría, será presidente.

 

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