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Teoría de la intimidación

Miércoles, 27 de marzo de 2013 23:45

No quiero escribir sobre lo que pueda lastimar, pero es la realidad la que se presenta así; como alguna vez hace años en la costa brasileña, salvé a una niña de morir ahogada y el padre, emocionado, me dijo: “Usted tal vez no comprenda nunca de lo que a mí también me ha salvado”.
En el mismo tenor pero en diferente dirección, paso a describir lo que es la teoría de la intimidación.
Es una teoría de guerra psicológica, una subcategoría de la violencia generalmente continuada.
La intimidación constituye una estrategia que utilizan ciertos individuos para interactuar en un grupo con fines predeterminados. Se busca la imputación jurídica-penal del “enemigo” (Silva Sánchez Jesús María).
La intimidación enjuicia la efectividad de la pena. Tal es el caso de la anulación de las leyes de punto final y de obediencia debida.
La intimidación es utilizada en sus múltiples y variadas formas como medio de amedrentamiento para los juzgadores, los juzgados y los testigos, constituyendo un vicio de la voluntad.
He escuchado frecuentemente la frase: “Que la paguen esos delincuentes”. Yo estoy contento con esta frase, pero agrego: “Que la paguen todos”, y de acuerdo a derecho.
El “caso Poblete”, donde es enjuiciado un suboficial de la Policía Federal, alias el Turco Simón, sienta jurisprudencia el delito de acción continuada sobre la desaparición de personas, y al ser un delito de acción continuada no tiene prescripción.
La tolerancia es el límite de esta teoría. Traspuesto ese límite, produce una reacción inmediata y en sentido contrario, en forma desproporcionada que para hacer una comparación simple, tal vez es como si se rompiera la compuerta de un dique.
Por todo lo dicho y para terminar con las confrontaciones que nos quitaron la alegría y la paz a los argentinos, es una oportunidad para que Ella, de la mano de Francisco, anule los efectos de la política nefasta de El. ¿Capici?
 

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No quiero escribir sobre lo que pueda lastimar, pero es la realidad la que se presenta así; como alguna vez hace años en la costa brasileña, salvé a una niña de morir ahogada y el padre, emocionado, me dijo: “Usted tal vez no comprenda nunca de lo que a mí también me ha salvado”.
En el mismo tenor pero en diferente dirección, paso a describir lo que es la teoría de la intimidación.
Es una teoría de guerra psicológica, una subcategoría de la violencia generalmente continuada.
La intimidación constituye una estrategia que utilizan ciertos individuos para interactuar en un grupo con fines predeterminados. Se busca la imputación jurídica-penal del “enemigo” (Silva Sánchez Jesús María).
La intimidación enjuicia la efectividad de la pena. Tal es el caso de la anulación de las leyes de punto final y de obediencia debida.
La intimidación es utilizada en sus múltiples y variadas formas como medio de amedrentamiento para los juzgadores, los juzgados y los testigos, constituyendo un vicio de la voluntad.
He escuchado frecuentemente la frase: “Que la paguen esos delincuentes”. Yo estoy contento con esta frase, pero agrego: “Que la paguen todos”, y de acuerdo a derecho.
El “caso Poblete”, donde es enjuiciado un suboficial de la Policía Federal, alias el Turco Simón, sienta jurisprudencia el delito de acción continuada sobre la desaparición de personas, y al ser un delito de acción continuada no tiene prescripción.
La tolerancia es el límite de esta teoría. Traspuesto ese límite, produce una reacción inmediata y en sentido contrario, en forma desproporcionada que para hacer una comparación simple, tal vez es como si se rompiera la compuerta de un dique.
Por todo lo dicho y para terminar con las confrontaciones que nos quitaron la alegría y la paz a los argentinos, es una oportunidad para que Ella, de la mano de Francisco, anule los efectos de la política nefasta de El. ¿Capici?
 

Pablo Ferreyra Yrigoyen, Ciudad
 

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