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19 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Sorpresa e indignación por un ?cuidacoches?

Lunes, 01 de abril de 2013 21:10
 
El sábado 30 de marzo a las 23.30 tuve un desagradable altercado con un muchacho “cuidacoches” en avenida Entre Ríos entre Mitre y Zuviría. En un horario en el que ya no es obligatorio el pago de estacionamiento y en una cuadra en la que tampoco lo es, este joven desde 30 metros me gritó que me cuidaba el vehículo, a lo que no respondí por la distancia a la que se hallaba. A las cuatro horas regresé y cuando fui a sacar el vehículo se acercó el joven. Pese a que no le había dicho que cuidara el auto, decidí darle una propina de $5, pero grande fue mi sorpresa cuando me increpó con insultos diciendo que la tarifa es de $10. Argumenté que en ese lugar no había una tarifa obligatoria, pero sus insultos aumentaron: me dijo que ahora en vez de $10 eran $15, que el precio lo pone él porque esa es “su” cuadra desde hace siete años, y que era obligatorio pagar porque si no me rayarían el auto y robarían el estéreo. Los “cuidacoches” desarrollan una labor útil y quizá sea el único sustento de estos jóvenes, pero no podemos ser sus rehenes. Es necesario regular esta actividad desde el Estado, establecer tarifas estándar y emitir boletas de las mismas para el horario nocturno de “La Balcarce”, registrándose a los “cuidacoches” y capacitándolos para que desarrollen sus tareas con educación y profesionalismo. De este modo ellos tendrían una fuente de trabajo más estable y los automovilistas abonarían un arancel en base a una norma y con la contraprestación de un beneficio y no bajo amenazas. De lo contrario, no quedará más camino que denunciar penalmente estas conductas para que impere el estado de derecho, pero me temo que eso no solucionará el problema de fondo.
 
 
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El sábado 30 de marzo a las 23.30 tuve un desagradable altercado con un muchacho “cuidacoches” en avenida Entre Ríos entre Mitre y Zuviría. En un horario en el que ya no es obligatorio el pago de estacionamiento y en una cuadra en la que tampoco lo es, este joven desde 30 metros me gritó que me cuidaba el vehículo, a lo que no respondí por la distancia a la que se hallaba. A las cuatro horas regresé y cuando fui a sacar el vehículo se acercó el joven. Pese a que no le había dicho que cuidara el auto, decidí darle una propina de $5, pero grande fue mi sorpresa cuando me increpó con insultos diciendo que la tarifa es de $10. Argumenté que en ese lugar no había una tarifa obligatoria, pero sus insultos aumentaron: me dijo que ahora en vez de $10 eran $15, que el precio lo pone él porque esa es “su” cuadra desde hace siete años, y que era obligatorio pagar porque si no me rayarían el auto y robarían el estéreo. Los “cuidacoches” desarrollan una labor útil y quizá sea el único sustento de estos jóvenes, pero no podemos ser sus rehenes. Es necesario regular esta actividad desde el Estado, establecer tarifas estándar y emitir boletas de las mismas para el horario nocturno de “La Balcarce”, registrándose a los “cuidacoches” y capacitándolos para que desarrollen sus tareas con educación y profesionalismo. De este modo ellos tendrían una fuente de trabajo más estable y los automovilistas abonarían un arancel en base a una norma y con la contraprestación de un beneficio y no bajo amenazas. De lo contrario, no quedará más camino que denunciar penalmente estas conductas para que impere el estado de derecho, pero me temo que eso no solucionará el problema de fondo.
 
 

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