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"A esa juventud que estalló en generosidad hay que darle lugar"

Domingo, 14 de abril de 2013 12:46

“Hay que destacar que entre el 30 y 40 por ciento de la ayuda llegó de lugares que no son Buenos Aires”.

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“Hay que destacar que entre el 30 y 40 por ciento de la ayuda llegó de lugares que no son Buenos Aires”.

“El 40% de los que trabajaron con nosotros eran menores de 30 años y entonces tienen una mirada muy integradora”.

Las lluvias torrenciales, según lo que se pudo ver en los últimas semanas, no le darán respiro al país. Hace más de 10 días, el feroz temporal que afectó a La Plata y parte de la ciudad de Buenos Aires dejó más de sesenta muertos y unos 350 mil afectados. En los casos más extremos el agua se llevó sus casas, en otros arruinó todo lo que tenían dentro de ella. Poco o mucho, pero necesario para llevar una vida digna. El último jueves, la lluvia llegó a Santa Fe y Entre Ríos. Los especialistas aseguran que este año el cambio climático se sentirá con fuerza en el centro del país. Los ejemplos son la prueba. La falta de previsibilidad y educación de la sociedad para actuar ante estas catástrofes tuvo fuertes consecuencias. Ahora el trabajo que queda es la solidaridad. Ayudar a estas 350 mil personas a pararse de nuevo frente a la vida que sigue. Y sigue tanto, que se sabe que esto no termina en 10 o 15 días, sino que llevará meses. En diálogo con El Tribuno, Juan Carr, miembro de Red Solidaria, relató cómo se vive en Buenos Aires la situación de los afectados. “La tarea se verá en las próximas dos o tres semanas. Ahora se necesita el envío de artículos de limpieza. El regreso a casa es muy duro”, explicó.

Carr destacó la rápida y gran reacción de todo el país ante esta situación ya que “el 40% de las donaciones proviene de las provincias” y la masiva participación de los jóvenes en las tareas de ayuda a los inundados.

¿Cuál es la situación que viven los evacuados en Buenos Aires?

No soy especialista. Lo mío es más intuitivo que otra cosa. Además, son 350 mil afectados y es tan grande la cifra que no se puede tener claro todo el panorama. Lo primero es que a medida que cambian las horas va variando el porcentaje de lo que ocurre con los evacuados. Por el momento entre el 30 y 40 por ciento de la ayuda llegó de lugares que no son Buenos Aires. Casi está igualando el interior (que no se quien le puso interior). Las provincias han igualado la ayuda. Este hecho conmueve muchísimo porque no solo Buenos Aires está respondiendo, sino todo el país. En este sentido los más importante es dar una respuesta, es dar un abrazo. En Buenos Aires no es la primera inundación, en Salta fue lo de Tartagal, en el Litoral esto es muy frecuente. Las inundaciones provocan una situación muy crítica. Lo primero es lograr que el país no sea indiferente, que la Nación responda. Eso es muy importante y es una señal. Para el que sufre esto, parece la soledad. Esta vez la respuesta fue más rápida de lo previsto. Yo ya tengo varias catástrofes en las que he trabajado y nunca vi una respuesta tan rápida.

Ahora vamos ajustando los números, pero ahora hay 3 millones 100 mil personas llevando algo a algún lugar para los inundados. Tres millones es, si los ponemos en fila, una cola imaginaria que empieza en La Plata y termina en la ciudad de Córdoba. Ya llegamos a Salta en cualquier momento. Son 850 kilómetros de cola. Lo primero que ocurrió es que habría que dar una señal y se logró la ayuda y eso alegra muchísimo como argentino. En segundo lugar hasta el miércoles llegaron para estas 350 mil personas -que es como el estadio Martearena repleto ocho o nueve veces- una cantidad de alimentos y de comida suficiente para alimentarlos por 150 días. En cuatro días hubo una respuesta tal que le aseguró a esa inmensa cantidad afectados la comida para 150 días. Además, llegaron 24 mil colchones, se donaron 10 mil frazadas, trajeron 4 millones de litros de agua mineral. Llegaron 422 camiones con donaciones.

¿Qué es lo que hace falta ahora?

Lo que hace falta ahora son los artículos de limpieza, para higiene personal y de la casa. La vuelta a casa es muy dura, es un dolor tremendo, una situación de desamparo. Y lo que le proponemos a todo el país es juntar y no enviar, en La Plata estamos bien. Lo mejor es juntar y hablar con Cáritas o la Cruz Roja, o la institución en la que tengan confianza para que se destine esto. La tercera y cuarta semana es muy importante para ver qué pasa con esto y ver cómo evoluciona. Un obispo católico dijo “baja el agua y sube la angustia”. Ahora hay que acompañar y esperar que la comunidad argentina siga acompañando.

¿Estos datos son nacionales?

Solo la cuarta y la quinta parte son nuestros y el resto es nacional. El sábado estuvimos recogiendo las cosas en la Catedral Metropolitana y el domingo estuvimos en el recital que se hizo en el Planetario de Palermo. La cuarta parte del 100 por ciento es lo que nos trajeron a nosotros. Llevamos 52 camiones y 28 camionetas con todos los envíos.

¿Con su experiencia, considera que falta preparación de la sociedad para enfrentar estas catástrofes?

Nosotros trabajamos en comunidad más el Estado. Estoy como en el medio y he visto respuestas por parte del Estado provincial y nacional muy buenas. Nosotros hacemos un trabajo muy cercano. El 40 por ciento de los que trabajaron con nosotros eran menores de treinta años y entonces tienen una mirada muy integradora. Creo que sí es posible que nos falta preparación. Tendríamos que estar más atentos. Yo mismo lo sabía por las estadísticas que se esperaba una gran inundación para este año o el año próximo, pero nunca imagine que sería en la ciudad y de estas dimensiones. Tenemos una comunidad que está muy bien preparada para responder, posiblemente desde el Estado habría que mejorar un poco. Igual tengo una mirada positiva de lo que pasó. No soy un analista pero en general se vio gente del municipio, con la juventud radical, con La Cámpora, del PRO, del Partido Socialista, todos trabajando juntos.

A los funcionarios se los vio trabajando juntos. Posiblemente lo mejor sería hacer un trabajo previo para que el país esté un poco más preparado. Cada muerte es una catástrofe y entonces hay que mejorar la emergencia en el aviso previo en las primeras horas. En lo demás hemos andando muy bien. Con una armonía dentro de todo el país. Hay una solidaridad nacional grande, pero falta mucho para trabajar en red. Habría que trabajar ensayos de desbordes de ríos y otras prácticas.

Salta es zona sísmica, pero no hay educación constante para enfrentar un posible temblor...

Estoy de acuerdo. Yo soy voluntario en una red solidaria, no me animo a hacer críticas ni análisis porque rescato lo que se hace desde la solidaridad. Nosotros fuimos invadidos por una ola de solidaridad, de una solidaridad joven. En algunos municipios desde Red Solidaria analizamos la posibilidad de ensayar simulacros de qué hacer cuando se pierde un niño, cuando se pierde un adulto, pero nos falta mucho ensayo de catástrofe, eso es verdad. En la cordillera con los sismos, en las zonas donde hay ríos y en la zona volcánica con las cenizas. Desde lo político y también desde los medios fueron muy constructivos y colaboraron mucho, pese a que hay críticas para hacer y seguro que hay situaciones para analizar, pero se dejaron para más adelante y de volcó todo hacia la solidaridad y eso me alegra mucho.

 ¿Cuál le parece que es el próximo paso?

Hay que lograr que las ciudades con más de 50 mil habitantes realicen cuatro ensayos por año de situaciones de peligro. Además, ahora hay que reconstruir y estamos viendo con compañías constructoras para que se realicen arreglos pequeños y después el tema del mobiliario básico: mesas, sillas y camitas para los chicos. Eso es lo que viene ahora acompañando a las grandes instituciones como Cáritas y Cruz Roja. Y lo que sigue es en lo personal. En no más de 10 días vamos hacer un encuentro de sub-30. Un encuentro con los jóvenes que participaron y sus coordinadores. Hay que juntar a toda esa juventud, a ese millón y medio de jóvenes que salieron a la calle a colaborar.
Creo que es una buena señal, nos dicen algo: que tienen un interés. Desde mi parte docente, creo que éste es un momento para seguir intentando una o dos movidas grandes con los jóvenes, posiblemente sin catástrofe. No se tiene que hacer cuando ocurre algo como esto. Pero si hay que darle un lugar a esta juventud que estalló en la generosidad. Lo que buscamos es que se expresen.

¿Van a crear grupos de apoyo psicológico?

Hubo varios especialistas que se comunicaron con nosotros y los derivamos a Cáritas, la Cruz Roja y Un Techo. Nosotros en estos casos somos intermediarios. Que el agua llegue a dos metros y que no quede nada de tu casa es muy fuerte. Ahora el trabajo de contención debe hacerse.

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