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Cuentos con pictogramas inspirados en el monte wichi

Sabado, 06 de abril de 2013 22:20

La experiencia de leer cuentos infantiles completando el sentido de algunas oraciones con el dibujo de la palabrita faltante es un pacto lúdico que todos disfrutamos alguna vez, en nuestros inicios como lectores. María Fernanda Rossi, joven escritora salteña, retoma este divertido desafío en su último libro “Cuando la tierra habla wichi” (Editorial Hanne). El colorido texto con pictogramas será presentado mañana a las 19.30, en Pro Cultura (Mitre 331), en el marco del Abril Cultural. El libro de Rossi contiene 4 cuentos breves. Lo novedoso: las historias combinan dibujos señalados en castellano y en wichi.

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La experiencia de leer cuentos infantiles completando el sentido de algunas oraciones con el dibujo de la palabrita faltante es un pacto lúdico que todos disfrutamos alguna vez, en nuestros inicios como lectores. María Fernanda Rossi, joven escritora salteña, retoma este divertido desafío en su último libro “Cuando la tierra habla wichi” (Editorial Hanne). El colorido texto con pictogramas será presentado mañana a las 19.30, en Pro Cultura (Mitre 331), en el marco del Abril Cultural. El libro de Rossi contiene 4 cuentos breves. Lo novedoso: las historias combinan dibujos señalados en castellano y en wichi.

La autora ganó en 2012 el premio Oscar Montenegro de Literatura Infanto Juvenil, organizado por la Provincia, con su libro de cuentos de estilo fantástico y recreaciones de leyendas, “Duermevela”.

La intención de “Cuando la tierra habla wichi” es -sostuvo Rossi- que los cuentos sirvan para acercar a los salteños a una de las culturas más antiguas de la zona. “Escribí el libro luego de viajar a Santa Victoria Este y de conocer a algunos de sus habitantes. Me asombró la riqueza de una cultura que tenemos tan cerca. Del contacto con el docente Abel Mendoza surgió la posibilidad de incluir en el libro las palabras en wichi”, contó. “Estoy convencida de que se respeta lo que se conoce. Cada uno de nosotros, desde nuestro lugar, debemos colaborar para que la diversidad cultural no sea un rompecabezas disperso, sino una amalgama que nos enriquezca”, remarcó.

La autora es ama de casa y su afición por la escritura dejó de ser un pasatiempo para ocupar un lugar importante en su vida. “No puedo asegurar que yo haya elegido dedicarme a la literatura infantil y juvenil. Supongo que es un reflejo de tantos libros preferidos que leí en mi niñez y adolescencia, que luego pude compartir con mi hijo. Por otro lado, escribir literatura juvenil es algo que se me da naturalmente, sin buscarlo. Muchas personas me señalaron como sueño quijotesco pretender llegar a los adolescentes a través de algo tan arcaico y pasado de moda como los libros de papel, pero yo no comparto ese pensamiento. Con respecto a la literatura infantil, ésta es mi primera incursión pública y disfruté muchísimo de la experiencia”, confesó.

Rossi encontró en lo pictogramas a color “el complemento ideal para que los más chicos se interesen por el libro”. Explicó: “Con la guía de un adulto pueden seguir las historias "leyendo' el nombre de aquello que se expresa en el dibujo. También es divertido dejarlos "contar' a los más pequeños los cuentos y colaborar con las onomatopeyas. Justamente, en ese momento de lectura compartida es cuando la imaginación se dispara. Los libros son mágicos porque las historias que cuentan nunca transcurren de la misma manera, a pesar de que los chicos nos demanden una y mil veces "­otra vez!' ”, aseguró.

 

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