La llamativa capa que llevó sobre sus hombros el flamante rey Guillermo Alejandro fue centro de las críticas de agrupaciones ambientalistas. El manto ha sido adaptado varias veces durante sus casi 200 años de historia. Los cambios más importantes los hizo en 1948 el modisto suizo Edwin Dolder y en 1980 la casa Theresia Couture de Amsterdam.
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La llamativa capa que llevó sobre sus hombros el flamante rey Guillermo Alejandro fue centro de las críticas de agrupaciones ambientalistas. El manto ha sido adaptado varias veces durante sus casi 200 años de historia. Los cambios más importantes los hizo en 1948 el modisto suizo Edwin Dolder y en 1980 la casa Theresia Couture de Amsterdam.
Pese a las críticas de los defensores de los animales por ser un manto de piel de armiño, Guillermo Alejandro subrayó que se trata de una prenda tradicional, cargada de mucho simbolismo.
La capa, de terciopelo rojo forrada de armiño, es una de las joyas más preciadas de la Casa Real holandesa y sólo se saca de la vitrina para el simbólico momento de la coronación. Sin embargo, el manto -que fue usado por última vez por la reina Beatriz en 1980- y teóricamente realizado en Bruselas para la entronización de Guillermo I a principios del siglo XIX, no es más que una burda imitación del original. Así lo reveló hace una década la escritora holandesa Dieuwke Grijpma en un libro que asegura que el modisto suizo Erwin Dolder lo robó y lo remplazó por otro.