La ceremonia de investidura de Guillermo Alejandro y Máxima estuvo plagada de curiosidades. En primer lugar, que en Holanda el rey no es coronado sino que es investido del poder real. La corona representa la soberanía del Reino de los Países Bajos y la dignidad del jefe de Estado. Sin embargo, la pieza sí estuvo presente en la juramentación, junto con otros objetos que se conocen como regalías. Estos son: el cetro, la “manzana del reino”, la espada del reino y el estandarte real con el escudo de Holanda.
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La ceremonia de investidura de Guillermo Alejandro y Máxima estuvo plagada de curiosidades. En primer lugar, que en Holanda el rey no es coronado sino que es investido del poder real. La corona representa la soberanía del Reino de los Países Bajos y la dignidad del jefe de Estado. Sin embargo, la pieza sí estuvo presente en la juramentación, junto con otros objetos que se conocen como regalías. Estos son: el cetro, la “manzana del reino”, la espada del reino y el estandarte real con el escudo de Holanda.
En la mesa había también un ejemplar de la Constitución de Holanda, sobre el que prestó juramento el nuevo monarca. Todos estos objetos fueron confeccionados por encargo del rey Guillermo II en 1840.
También es de destacar que durante el acto de investidura en la Iglesia Nueva, Guillermo y Máxima se sentaron en sillones dorados que datan de 1901 y forman parte del mobiliario que la entonces reina Guillermina recibió como regalo por su boda con el príncipe Hendrik. Y los cuatro asientos dorados en los que se sentaron Beatriz y las princesas Catharina Amalia, Alexia y Ariana (las hijas de los reyes) proceden del palacio de Amsterdam.
Los tronos de Guillermo y Máxima, el manto de investidura y las regalías se expondrán desde el 7 de mayo hasta el 16 de junio en el palacio Het Loo. Otro aspecto a destacar es que el nuevo rey precisó que no quiere ser llamado Guillermo IV, como le correspondería, sino que conservará su nombre Guillermo Alejandro.
Por último, la reina Beatriz informó que no se le hizo un regalo nacional a los nuevos monarcas por no considerárselo apropiado dadas las circunstancias económicas del país.