Las calles del barrio Unión, caracterizadas por hechos de violencia, se tiñeron otra vez de sangre en la madrugada de ayer, cuando cuatro jóvenes asesinaron de un disparo en plena calle a Daniel Figueroa (17), un joven vecino de la zona.
A pesar de los avisos y los pedidos de mayor seguridad, la violencia una vez más se adueñó del vecindario.
Según trascendió, la víctima estaba sentada en el cordón de la vereda con un amigo. Ambos estaban esperando a un tercero cuando sus agresores, armados con pistolas, se les acercaron y sin mediar palabra le dispararon en el pecho.
“Daniel estaba afuera de mi casa cuando sentí tres disparos y varias corridas. Salí y lo vi tirado en el suelo, totalmente ensangrentado. La ambulancia nunca vino y un vecino lo llevó hasta la salita en su auto particular, pero él ya estaba muerto. Hace unas semanas un policía había sido asaltado y le robaron el arma reglamentaria. Nosotros creemos que fue la misma pistola con la que le dispararon”, relató a El Tribuno un amigo de la víctima.
En la noche se vivieron momentos de suma tensión: corridas, casas atacadas a pedradas e incluso un principio de incendio reflejan el estado en el que se encontraban los amigos de la víctima, que a toda costa querían hacer justicia con sus propias manos.
Las detenciones siguieron con el correr de las horas. Durante la madrugada se apresaron a tres sospechosos, de 16, 19 y 24 años. El último fue señalado por los testigos como el que gatilló el arma. Ayer a la tarde, además, fueron detenidos otros dos jóvenes, de 20 y 22 años.
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Las calles del barrio Unión, caracterizadas por hechos de violencia, se tiñeron otra vez de sangre en la madrugada de ayer, cuando cuatro jóvenes asesinaron de un disparo en plena calle a Daniel Figueroa (17), un joven vecino de la zona.
A pesar de los avisos y los pedidos de mayor seguridad, la violencia una vez más se adueñó del vecindario.
Según trascendió, la víctima estaba sentada en el cordón de la vereda con un amigo. Ambos estaban esperando a un tercero cuando sus agresores, armados con pistolas, se les acercaron y sin mediar palabra le dispararon en el pecho.
“Daniel estaba afuera de mi casa cuando sentí tres disparos y varias corridas. Salí y lo vi tirado en el suelo, totalmente ensangrentado. La ambulancia nunca vino y un vecino lo llevó hasta la salita en su auto particular, pero él ya estaba muerto. Hace unas semanas un policía había sido asaltado y le robaron el arma reglamentaria. Nosotros creemos que fue la misma pistola con la que le dispararon”, relató a El Tribuno un amigo de la víctima.
En la noche se vivieron momentos de suma tensión: corridas, casas atacadas a pedradas e incluso un principio de incendio reflejan el estado en el que se encontraban los amigos de la víctima, que a toda costa querían hacer justicia con sus propias manos.
Las detenciones siguieron con el correr de las horas. Durante la madrugada se apresaron a tres sospechosos, de 16, 19 y 24 años. El último fue señalado por los testigos como el que gatilló el arma. Ayer a la tarde, además, fueron detenidos otros dos jóvenes, de 20 y 22 años.
En la mañana de ayer los testigos del hecho declararon ante el juez de Instrucción Formal 8, Federico Diez.
La policía aseguró que cuando recibieron la alerta fueron hasta el lugar y encontraron al joven tendido en el suelo. Como no llegaba la ambulancia lo trasladaron en un auto particular hacia el centro de salud del barrio Castañares, que queda a unas pocas cuadras; pero a pesar de que intentaron reanimarlo no pudieron salvarlo. Su familia, por otro lado, asegura que Daniel murió en el acto, y reconocieron con dolor la burocracia que tuvieron que sufrir para el traslado del cuerpo hacia la morgue del hospital San Bernardo.
Durante una recorrida por el lugar El Tribuno dialogó con los familiares de la víctima, quienes a toda costa intentaban mantener a los amigos calmados. Ellos contaron que la madre de Daniel trabaja en el Salar del Hombre Muerto y que justo estaba trabajando cuando sucedió la desgracia. “No sabíamos cómo decirle lo que pasó. Esto es muy doloroso, queremos despedirnos de él en paz”, contó uno de sus primos.
Entre los amigos que lo lloraban había una jovencita embarazada de cinco meses. No paraba de llorar, mientras acariciaba el rostro de Daniel; se trataba de su novia. Sus amigos expresaron a este matutino que: “El iba a ser papá, estaba muy contento. Ahora su novia quedó sola y su bebé también”.
Por otro lado, la tía de dos de los detenidos, que sufrieron un violento ataque en la madrugada de ayer, contaron a El Tribuno que no conocían a la víctima y expresaron su asombro por lo sucedido. “Terminamos abajo de la cama. Estos chicos buscaban a mis sobrinos, los acusaron de disparale al chico, pero nosotros no sabemos nada. Destrozaron mi casa y la de mi vecino”.
Un barrio dividido por patotas
Si bien familiares de la víctima aseguraron que los hechos nada tienen que ver con un enfrentamiento entre patotas, el barrio se encuentra dividido en dos sectores. Por un lado están los jóvenes de La 8 y por el otro los de Espacio Verde.
Este matutino indagó sobre los problemas que existen entre ambos sectores y los vecinos contaron que desde hace varios meses los jóvenes se enfrentan por una rivalidad futbolística. La misma se originó en viejos campeonatos barriales. Las disputas por el honor y por ser el mejor equipo llegaron a límites impensados, llevandolos a enfrentarse en verdaderas batallas campales.
La rivalidad se habría profundizado cuando uno de los miembros de Espacio Verde, la zona del barrio a la que pertenecía la víctima, asistió a un cumpleaños de 15 años en el sector contrario del barrio. Allí lo habrían atacado con golpes de puño y esto habría desatado la furia de sus amigos, que continuaron con los enfrentamientos.
Ya estaban amenazados
La mamá del amigo que estaba con David cuando ocurrió la tragedia contó: “Ellos no estaban haciendo nada. Todo ocurrió afuera de mi casa y mi hijo se salvó de milagro. No se juntan con ningún grupo, para mi los confundieron, porque no encuentro otra explicación”.
Otro de sus amigos expresó: “Ya nos habían amenazado. El viernes hicieron tiros afuera de nuestra casa y nos gritaron que uno de nosotros iba a salir del barrio en un cajón... y miren lo que pasó. ¡Esto no puede seguir así! Los asesinos andan armados como si nada por las calles. Ya los detuvieron una vez, pero a las horas estaban sueltos como si nada”.