La crisis económica ha terminado por derrumbar la confianza de los ciudadanos en la Unión Europea (UE), un proyecto histórico que hoy se tambalea golpeado por el creciente descontento y el cada vez más extendido “euroescepticismo”.
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La crisis económica ha terminado por derrumbar la confianza de los ciudadanos en la Unión Europea (UE), un proyecto histórico que hoy se tambalea golpeado por el creciente descontento y el cada vez más extendido “euroescepticismo”.
Durante los últimos meses, cada nueva encuesta ha venido a confirmar el hundimiento de la imagen de la UE entre los propios europeos apuntado ya en el último eurobarómetro, publicado a finales de 2012.
En él, un 57% de los europeos decía no confiar en la Unión, frente a un 33% que si lo hace, una tendencia que contrasta con las cifras previas a la crisis, cuando el apoyo rondaba el 50% y la percepción negativa no llegaba al 40%.
En algunos de los países más golpeados por la crisis, la desconfianza hacia la UE alcanza porcentajes mucho más elevados, como el 81% de Grecia y el 72% de España, más llamativos aún si se tiene en cuenta que ambos aparecían hace pocos años entre los Estados miembros en los que la UE recibía un mayor respaldo.
El apoyo al proyecto europeo ha caído hasta el 45% en el bloque.