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18 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Adiós al mito de que el campo no genera trabajo

Sabado, 25 de mayo de 2013 21:47

La situación por la que atraviesa nuestra provincia está reflejada en todo tipo de información que cae en nuestras manos. Sin distinción de medios, actores, sectores, todos coinciden en un presente desolador y un futuro cada vez más comprometido.

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La situación por la que atraviesa nuestra provincia está reflejada en todo tipo de información que cae en nuestras manos. Sin distinción de medios, actores, sectores, todos coinciden en un presente desolador y un futuro cada vez más comprometido.

Los cálculos, según palabra autorizada, de los propios actores aseguran una perdida que ronda los 4 mil millones de pesos. Sin el ánimo de abrir polémica sobre tal cifra, creo esta solo está basada en la “producción” y no como acertadamente fija la norma de emergencia o desastre agropecuario en la “producción y la capacidad futura de producir” , lo que seguramente superará esta estimación.

La agricultura y la ganadería en su conjunto, así debe ser siempre considerado, son la fuente más genuinas de recursos con la que los salteños contamos. Nuestra provincia por la calidad agro-ecológica, el vigor de su suelo, la vocación productiva de su gente y el arraigo de sus actores hace de la cuestión agropecuaria casi una actividad obligada.

Hasta ahora la “ingeniería local” no da respuesta que aporte soluciones adecuadas ni ejecutivas, lo único disponible y concreto vendría de la Nación, con planes de subsidios para empleo de peones y ayuda a pequeños productores con fondos nacionales.

Este cachetazo de la vida, tal vez, haga razonar de otra manera a quien pensaba que Salta es una provincia que no genera riquezas. Con la producción granaria herida de muerte y su cadena de valor seriamente comprometida notará que algún recurso deja de entrar en la caja.

Aquel que hablando de las bondades de un sector como generador de empleo, nos decía que la soja demanda solo un peón cada miles de hectáreas y no agrega ningún valor, apelando con su crítica a un “golpe bajo”, al que jamás apelaría un verdadero hombre de campo ¿Seguirá pensando lo mismo ?

al vez con este cachetazo acomode alguna idea al pasar por cualquier punto del interior y ver que cerró el almacén, la gomería, la carnicería, que el puesto de agroquímicos no vende , que hay cada vez más gente en la puerta de la “muni” esperanzado en una mano amiga o la “changuita diaria”. En los pueblos se huele la tristeza.

Ahora comprenderemos que aquel grano tiene “aguas arriba” el agregado de valor que le dan años de investigación , la información genética incorporada , los estudios previos al que se lo somete antes de entrar al mercado, etc, y “aguas abajo” tiene agregado ese valor que hacía posible que en los pueblos exista ese marco social activo que ahora no verá.

América del Sur, el futuro

Los alimentos se generan a partir de la producción de origen animal y vegetal, o sea ,del campo.

La única estrategia lógica y posible para enfrentar una crisis alimentaria en el mundo, pasa por estimular y no por restringir el aumento de la producción. Aquí juegan un significativo rol protagónico, la instrumentación de paquetes tecnológicos y la incorporación de nuevas superficies al desarrollo.

Hacia la mitad del presente siglo, el mundo demandará la misma cantidad de alimentos que en los últimos diez mil años, la población mundial contendría para esa fecha “otra China” en número de habitantes . Eso si mantenemos el promedio actual de hijos por pareja, una pequeña variación en este indicador, modificaría esta necesidad. Nuestro continente se muestra como, casi la única esperanza cierta y posible. India y China tienen un 40% del total de los habitantes del mundo y solo un 15% de tierras con aptitud productiva.

Países como el nuestro, Brasil, Paraguay, Bolivia, Colombia, Venezuela, suman solamente algo más del 6% de la población y la más grande superficie de tierras productivas, en producción y aún sin desarrollo. Como si esto fuera poco, más del 30% de la reserva mundial de agua dulce también pertenece a su geografía. Solo el MERCOSUR, es la mayor superficie ganadera del planeta.

Argentina, a partir de su producción agropecuaria y con escasos 44 millones de habitantes está en condiciones de alimentar a una población diez veces superior a la suya y además desde allí proveer energía. No basta la potencialidad actual, necesitamos imperiosamente incorporar toda la superficie aprovechable al desarrollo, esto evitará que el hambre se transforme en una catástrofe permanente. Dentro de este contexto resulta inexplicable que Salta, obedeciendo un ordenamiento territorial que no trajo ningún beneficio, mantenga privadas de desarrollo a tierras que podrían multiplicar la generación de alimentos que hoy produce nuestra provincia .

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