Cuando de artistas se habla, el nombre de Leonardo Sbaraglia tiene peso propio. Y esa característica fue remarcada por el director quien lo calificó como “un actor muy talentoso e inteligente. Vimos su trabajo y reafirmamos que este personaje era para Leo”, dijo Szifrón al referirse a la elección del actor para una de las historias de las seis que componen la película.
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Cuando de artistas se habla, el nombre de Leonardo Sbaraglia tiene peso propio. Y esa característica fue remarcada por el director quien lo calificó como “un actor muy talentoso e inteligente. Vimos su trabajo y reafirmamos que este personaje era para Leo”, dijo Szifrón al referirse a la elección del actor para una de las historias de las seis que componen la película.
“Es un tramo de mucha acción, pensamos en los personajes y le propusimos hacerlo. Pero además maneja muy bien”, bromeó el director sobre Sbaraglia en referencia a escenas donde hay vehículos que circulan a alta velocidad en la ruta salteña.
Para quienes no conocen demasiado de este joven cineasta, cabe recordar que debutó y sorprendió con El fondo del mar (2003), triunfó en la pantalla chica con Los simuladores (2002-2004) cuyo formato fue vendido a varios países, luego volvió a la pantalla grande con la comedia policial Tiempo de valientes (2005), antes de incursionar nuevamente en televisión con Hermanos y detectives (2006).
Todos estos trabajos, entre muchos otros, se reflejan en las opiniones de los productores y actores. Tan es así que el propio Sbaraglia afirmó que no tuvo dudas “cuando Damián me propuso el papel. No lo tuve que pensar, todo el guión me gustó mucho y el rol que interpreto me pareció redondo”.
Sobre su parte, Sbaraglia contó que “es una historia donde hay poco diálogo, muy gestual, de acciones y difícil de interpretar e incorporar al personaje. Es una situación muy extrema donde dos personas se encuentran en la ruta y se origina un conflicto donde ninguno de los dos puede ceder en su orgullo”.
Explicó que es la primera vez que trabajan juntos. “Nos estamos conociendo, pero la precisión de lo que quiere y la claridad sobre lo que busca en cada personaje y en cada momento es muy bueno y te deja tranquilo, porque entendés que es muy obsesivo”, describió a Szifrón.
Y evaluó que “en el cine argentino por el cambio de mercado, es difícil hacer este tipo de producción. Es atípica en los tiempos que corren porque es muy grande, y para mí es impresionante estar haciéndola. Desde “Plata quemada” y “Caballos salvajes” que no hacía este tipo de despliegue. Se siente de adentro que pisa muy fuerte y se percibe como muy importante”.
Confianza en el guión
El Deseo es el nombre de la productora española propiedad de los hermanos Almodóvar, apellido del cine si los hay, que financia parte de la película de Damián Szifrón. Además, Alberto Iglesias, habitual colaborador de la compañía hispana, compone la música para “Relatos salvajes”.
Una de las integrantes de la compañía, Esther García, dialogó con El Tribuno y tras considerar “asombroso a este lugar del mundo” al describir Cafayate, explicó que ellos aportan el 30% del presupuesto total, como está establecido legalmente. El otro 70% corre por cuenta de Kramer Sigman Films y Telefé, con distribución de Warner Bros.
“Decidir el financiamiento de un guión es un trabajo conjunto, en el que evaluamos la historia y, como en este caso, nos impactó la trama, la fuerza y calidad que transmite y arriesgamos”, explicó García ante el desafío de apoyar el proyecto. La experiencia profesional del equipo de la productora sumado al análisis de la propuesta son las que finalmente determinaron el apoyo a Szifrón.
Un filme de 15 millones de pesos
“Es un proyecto muy ambicioso; llevamos meses trabajando juntos para concretarlo”, resumió Matías Mosteirin, el productor ejecutivo, quien remarcó que el presupuesto alcanza los 15 millones de pesos.
“Es un monto muy importante para una película nacional y no habría forma de avanzar si no es en coproducción con otros países”. Respecto del elenco describió como “inolvidable” la elección de los actores, “porque con Damián soñamos lo imposible. Pero la fuerza del guión hizo que fueran apareciendo y se sumaran talentos al frente y detrás de las cámaras”, resumió Mosteirin.