¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

18°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Juegos bruscos y bullying, presentes en las escuelas

Domingo, 05 de mayo de 2013 20:32

Hay que abordar las relaciones humanas, los procesos comunicacionales, las capacidades de resolución de conflictos.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hay que abordar las relaciones humanas, los procesos comunicacionales, las capacidades de resolución de conflictos.

Juegos bruscos en las escuelas que muchas veces terminan en los hospitales. Chicos que sufren hostigamiento, maltrato y hasta son golpeados por sus pares. Directivos y docentes que niegan la existencia de bullying por “cuidar la imagen de la institución” o, en el caso extremo, que condenan a tal o cual estudiante sin un previo análisis exhaustivo.

Estas son algunas situaciones límites que a diario se observan en las escuelas argentinas y en las salteñas. En el ultimo año, a nivel local, se habló bastante de “mediación escolar”, sin embargo, las acciones contra este problema grave nunca llegan a ser suficientes como el cuento de nunca acabar.

Lucrecia Miller, presidenta de la Fundación Papis (Proyecto de Asistencia para una Infancia Segura) señaló que “el ámbito escolar tiene la percepción que la violencia viene de afuera (familia, sociedad). No se percibe como generadora de violencia. Carece de una visión sistémica, esto es tiene una mirada fragmentada del fenómeno, y por ende, las soluciones que intentan son desarticuladas, parciales, sobre los efectos, etcétera”.

Además de las miradas fulminantes, empujones o insultos durante el recreo del colegio o a la salida de clases, en la actualidad los estudiantes descargan la bronca a través de las redes sociales (como el facebook) y los mensajes de texto. La escuela ya no puede negar esta realidad y debería instrumentar nuevas estrategias de convivencia escolar.

Para Miller, licenciada en Psicología, se considera el hecho violento pero no los procesos conducentes a la violencia, por lo tanto no regulan ni reorientan las situaciones que finalmente se expresan como un estallido.

“No se trabaja sobre los aspectos emocionales por lo cual no se educan las emociones, considerando, acorde a la política educativa imperante, que son aspectos que no forman parte de la educación formal”, señaló la titular de Papis.

Falta capacitación

Lucrecia Miller señaló que “la formación docente carece de formación en este sentido y tampoco se brinda contención a los docentes que atraviesan muchas veces el ejercicio de su función en soledad sin aportes que contemplen los aspectos personales que se ponen en juego en la función de educar”.

La especialista agregó que “la ausencia de políticas expresas al respecto hace que no haya planes ni programas en los establecimientos que sistemáticamente se lleven a cabo en los distintos niveles de prevención”.

“En nuestra experiencia a los cursos asisten más bien docentes pero no equipos directivos de modo que cuando las docentes proponen acciones, los directivos no están alineados en esta visión y los desestiman o no apoyan”.

¿Qué hacer?

El fenómeno de la violencia requiere que se establezcan en todos los niveles y en todo el ámbito educativo, programas basados en una mirada holística, con enfoque sistémico y pensamiento estratégico integrados a la currícula.

Hay que abordar las relaciones humanas, los procesos comunicacionales, las capacidades de resolución de conflictos, el aprendizaje de estilos asertivos sustentados en habilidades de negociación. Se debe trabajar para fortalecer la persona del docente, hacer introspección que la escuela forma parte de un sistema que debe involucrarse activamente y trabajar sobre modalidades que pueden ser generadoras de violencia.

Temas de la nota

PUBLICIDAD