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La joven había hecho público su temor de ser asesinada

Viernes, 12 de julio de 2013 00:13

En una maratónica jornada, la jueza de Instrucción Formal 2, Norma Vera, le tomó declaración indagatoria por más de 10 horas, a Luis el “Gallego” Martínez (62), quien es el único imputado como autor de la muerte por estrangulamiento de su joven pareja Lissa Pamela Farel (21), madre de un bebé de un año y medio, quien se encuentra en estos momentos bajo la guarda de la abuela materna.

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En una maratónica jornada, la jueza de Instrucción Formal 2, Norma Vera, le tomó declaración indagatoria por más de 10 horas, a Luis el “Gallego” Martínez (62), quien es el único imputado como autor de la muerte por estrangulamiento de su joven pareja Lissa Pamela Farel (21), madre de un bebé de un año y medio, quien se encuentra en estos momentos bajo la guarda de la abuela materna.

Según fuentes judiciales, Martínez mostró buena disposición ante las preguntas que le realizaba la magistrada, pero se hizo conocer que faltan analizar muchos elementos que fueron secuestrados del dormitorio en donde fue encontrado el cuerpo de la mujer, además de realizar pericias técnicas para poder caratular finalmente la causa que por el momento se encuentra como homicidio. Uno de los detalles llamativos es que no aparece el celular de la víctima, un elemento clave en la investigación. También se informó que faltan tomar testimoniales, entre ellas la de la hermana de la joven, quien vive en la provincia de San Juan, pero que sería la persona que más conocimiento tiene sobre las características de la relación que tenía Lissa con Martínez, además de los vecinos, quienes saben de las golpizas que le propinaba Martínez por cuestiones de celos.

La escena del crimen

Lissa Pamela Farel fue encontrada con un cinto de tela (aparentemente de una bata) en el cuello, pendiendo del soporte de un televisor empotrado en una pared del dormitorio que compartía la pareja en la vivienda de la calle Uriburu 473 de la ciudad de Orán. Cuando Martínez dio aviso a la Policía informando que su mujer se había suicidado, los efectivos fueron hasta la vivienda, que queda a pocos metros de la dependencia policial, y encontraron que la joven aún respiraba, por lo que debieron correr muebles para poder sacarla y trasladarla al hospital, al que llegó sin vida, pero esto, involuntariamente, modificaron la escena del crimen. Finalmente los dichos de Martínez fueron desestimados por la autopsia, que determinó que la muerte de la joven había sido por asfixia mecánica por estrangulamiento y no por ahorcamiento, como él había sostenido. Martínez continúa detenido en la Brigada de Investigaciones de la ciudad de Orán.

El Facebook

El Gallego Martínez quien convivía desde hace tres años con Pamela y con quien tiene un hijo de un año y medio, es un hombre conocido en la ciudad por su “carácter violento y tosco”, según informó un testigo a El Tribuno, y que era común que le hiciera escenas de celos a su joven pareja, que comenzaban con gritos y zamarreadas y terminaban con golpes. En la foto de portada del Facebook de Lissa se puede observar una leyenda que de alguna manera anticipa o al menos intenta transmitir la sensación de agobio que sufría la mujer : “Humillar a alguien no te hace ni más orgulloso ni más fuerte ni más poderoso... Te hace más miserable”. Martínez es separado de su primera mujer, con quien tiene hijos todos mayores de edad y es abuelo de tres niños. Según los vecinos, ésta no sería la primera joven que vivía con él, “tuvo varias chicas, esta es la que más le duró”, dijeron a El Tribuno.

San Ramón, ciudad peligrosa 

Desde principios de año hasta hoy la cantidad de hechos policiales graves en la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán superan el promedio de cuatro por mes, esto es sin contar aquellos diarios, de menor envergadura, pero no por ello menos preocupantes.

Los delitos van desde patotear a una embarazada y hacerle perder su embarazo de cinco meses; apuñalar a un niño que defiende a su madre en una rencilla, hasta la revuelta de bagayeros, policías torturadores, secuestros virtuales. Incluso menores que van a la escuela con pistolas 9 mm y un puñal, como ocurrió en marzo de este año, vecinos defendiendo a un dealer, bailanteros caníbales, violencia familiar y, sobre todo, violencia de género.

Uno de los casos más graves fue el de un hombre que mató a su esposa y luego se suicidó, en el mes de enero de este año.

De acuerdo con la información recibida por El Tribuno, las denuncias de los casos de violencia intrafamiliar y de género son prácticamente cotidianas.

“Aquí hay una combinación fatal, la pobreza y la droga”, dijo un vecino oranense. No hay estadísticas, al menos oficiales, sobre todo en lo que se refiere a la violencia de género en este departamento del norte provincial, pero en el total provincial la mayoría de los homicidios más graves ocurrieron en actos de violencia familiar, y dentro de este espectro la violencia sobre la mujer está por lejos en el primer plano.

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