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Adolfo Rodríguez Saa: ?La oposición debe construir su agenda y desarrollar una estrategia?

Sabado, 20 de julio de 2013 23:20

“Estamos tocando fondo”, opina el senador puntano Adolfo Rodríguez Saa. Le preocupa la crisis inflacionaria, pero también el desaliento a la actividad productiva. Y no omite críticas a la oposición: “Después de ganarle a Kirchner, a Scioli y a Massa en 2009, De Narváez y Macri no supieron cómo seguir”.

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“Estamos tocando fondo”, opina el senador puntano Adolfo Rodríguez Saa. Le preocupa la crisis inflacionaria, pero también el desaliento a la actividad productiva. Y no omite críticas a la oposición: “Después de ganarle a Kirchner, a Scioli y a Massa en 2009, De Narváez y Macri no supieron cómo seguir”.

En una de las etapas más difíciles del país, Rodríguez Saa fue proclamado presidente por la Asamblea Legislativa el 23 de diciembre de 2001. En su currículum se destacaba haber logrado que San Luis, provincia que había gobernado durante dos décadas fuera vista como “una isla de desarrollo” por el resto del país.

Solo ejerció la presidencia durante siete días, hasta su renuncia el 30 de diciembre por desacuerdos con gobernadores con aspiraciones presidenciales. “Era un momento extremo. Pero de las crisis económicas se sale, porque cuando se toca fondo, hay rebote. Cuando la crisis es social y hay acostumbramiento, seguimos cada vez más abajo”.

Hoy ocupa una banca en el Senado nacional y pasó por Salta para brindar su apoyo a la lista que encabeza Juan Carlos Romero. Dejó en claro sus expectativas de que se genere una nueva alternativa política que se posicione como tercera fuerza en las próximas elecciones y dispute la presidencia en 2015.En diálogo con El Tribuno, el legislador nacional advierte que prefiere hablar de programas, agendas y no nombres. Para eso dice que apuesta al diálogo y a dar soluciones sin descalificaciones.

¿Cuál es el tema que hoy ocupa y preocupa a los argentinos?

Lo más importante para mí es que la agenda de la llamada oposición y la agenda del Gobierno es la misma, es la “no agenda”. Un gobierno tiene que tener agenda. Entonces, ¿la inflación está en la agenda del Gobierno?. No, porque la niegan. ¿La inseguridad está en la agenda?. No porque dicen que es una sensación. ¿La posición de Argentina en el mundo está en la agenda? No. De hecho somos seguidores de Venezuela y nos lidera Venezuela y Maduro. Pero eso no está en debate. No están en debate tampoco, la pobreza, la falta de vivienda, la falta de creación de puestos de trabajo, el tema de la educación. Lo que me preocupa fundamentalmente es que no hay agenda.

¿Ni de un lado ni del otro?

Ni de un lado ni del otro. Entonces lo que nosotros proponemos es que haya agenda. Si usted empieza a discutir la inseguridad rápidamente se da cuenta del gran problema que tiene Salta al haberse levantado los puestos de gendarmería, al no tener una acción concreta en los puestos fronterizos donde el narcotráfico puede penetrar al país. Y usted después se entera de la Argentina es el tercer puerto de salida de droga en el mundo. Por algún lado entra y por algún lado sale. Se cansan de hablar de las cuestiones de Estado pero de hecho no hay cuestiones de Estado porque no hay una agenda concreta. La agenda que tienen el oficialismo y la oposición es superflua, pura coquetería entre los dirigentes, un juego de mirarse al espejo para ver cuál es más bonito que el otro, pero no un debate de ideas, de cuál es la situación del país.

En este contexto político, ¿cómo se hace para terciar una agenda?

Bueno, nosotros estamos tratando de ser una voz importante en el parlamento nacional y de tener una estructura política nacional. Por eso estoy en Salta. Para apoyar a dos candidatos que me parecen voces que se escuchan en el Senado nacional. La senadora Escudero es una estudiosa meticulosa de todos los temas de debate; el senador Romero es una voz muy escuchada porque es una voz profunda, con grandes conocimientos sobre los temas. Nos podemos hacer escuchar si tenemos un poderoso bloque en el Senado y en Diputados. Para eso hay que estructurar una fuerza a nivel nacional, que por el momento aspiramos a que sea la tercera fuerza.

Se podría decir que el futuro está fuera de la agenda?

Sí. Lo único que se está pensando cual es el próximo paso de una ingeniería electoral exitosa. Usted piense cada uno de los grupos políticos y va a ver que todo es una danza pendiente a los votos. No hay un pensamiento y una estrategia. Cuando a Juan Carlos Romero le tocó asumir en Salta, encontró un escenario de enormes tropiezos económicos, agobiado por el endeudamiento y el déficit fiscal. Con políticas adecuadas y fuerte trabajo logró encarrilar la provincia y generó grandes expectativas, atrajo capitales, inversiones e infraestructura. Se requiere de un pensamiento estratégico, un plan, una agenda.

A usted le tocó ser presidente en uno de los momentos más difíciles del país. Ese momento es invocado para decir “­miren de dónde venimos y hacia donde llegamos!. ¿Usted qué piensa cuando el Gobierno utiliza ese argumento?

Es válido pero es una justificación a su inoperancia. Porque ellos comparan la situación actual con la del 2001, cuando estábamos en la peor de las situaciones, casi al borde de la anarquía. El Parlamento salvó la situación, asumió el liderazgo, nombró un presidente y mantuvo los canales constitucionales. La historia es otra. Hablan de la década ganada, sin recordar que tuvimos una etapa de crecimiento en toda América del Sur. Todos los países emergentes del mundo crecieron, el 4, 5, 7, 11 por ciento anual. Fue una etapa en laque el mundo creció. En Latinoamérica crecieron los países con gobiernos de derecha y con gobiernos progresistas. Esto quiere decir que no era tan importante la ideología de sus gobernantes en un momento muy bueno del mundo.

¿Qué hicimos nosotros?: recuperamos los niveles de producción del 2001, pero no los de 1980, 1990. No se aprovecharon los enromes ingresos para hacer la infraestructura ferroviaria, de autopistas, de puertos, aeropuertos, que son imprescindible para el crecimiento futuro de la Nación. No se hicieron ni acueductos ni diques, no se defendió el medioambiente y, en cambio, se malgastó la plata.

¿Es peor este momento que el del 2001?

Yo creo que aquel momento fue muy malo porque casi nos ponía al borde de un enfrentamiento casi sin solución. En este momento la decadencia es mucho más profunda, porque es más generalizada, más inadvertida, con más ciudadanos acostumbrados a la mediocridad, que han bajado los brazos y ya no quieren luchar porque sienten que no se puede. Estamos tocando fondo. Es muy difícil frenar la degradación de un país cuando este se ha resignado a no construir su futuro; cuando la dirigencia se dedica al marketing y los gobernantes carecen de capacidad de gestión; cuando no se habla del país que dejaremos a nuestros descendientes.

La decadencia en lo económico, según Keynes, toca fondo y rebota. 

En cambio la decadencia social, política y cultural nadie sabe si tiene fondo. Cada vez estamos más abajo. Entonces requiere un esfuerzo de los líderes, del Estado y del Gobierno para salir de la decadencia. Ese es el gran desafío de hoy. Es una batalla difícil.

¿Qué puede hacer un legislador en el Congreso para generar políticas contra la inflación?

En primer término tenemos que darle al Banco Central las facultades que dirija la política monetaria. Se debe controlar la emisión. La gente pregunta quién fija el precio del dólar paralelo y es muy sencillo. Usted fíjese cuanto es el circulante: alrededor de 400 mil peso, contra uno 38 mil millones de dólares de reservas. Diez veces más, por eso cada dólar vale diez pesos: hay un exceso de dinero circulando. Cómo será la decadencia y la poca seriedad de nuestra moneda que los comerciantes no quieren recibir el billete de cien pesos de Evita. Nuestra moneda ha caído a un estado de decadencia enorme. Pero no hay que devaluar, sino recuperar el valor de la moneda argentina; y se recupera con un trabajo serio del Banco Central, controlando el circulante.

¿Un sinceramiento?

No solo en este punto. También hay que ser realista y darnos una estrategia productiva. El trigo vale lo que vale y el pan vale lo que vale porque no hay trigo. Hay que transmitir confianza al productor corregir todas las falencias del sistema de comercialización.

Salta tiene de 6 a 8 millones de hectáreas que la podrían convertir en una potencia agroalimentaria y está estancado.

Es simplísimo. Romero habla frecuentemente del corredor bioceánico. Imagínese usted produciendo soja, carne, legumbres, frutas en Salta, y que disponga del corredor bioceánico pudiendo sacar exportaciones por el Pacífico. Pero si usted tiene que irse de Salta a Buenos Aires para que el señor Moreno lo autorice a exportar, y usted está a tiro de firma cada vez que va a exportar o que va a importar choca con otra realidad que no se quiere debatir: no hay seguridad jurídica ni económica y no hay atractivo para el inversor. El inversor necesita la tranquilidad de una rentabilidad razonable que le permita afrontar el riesgo. Y para eso debe tener la posibilidad de negocios previsibles. Además hay que solucionar el problema de las distancias y los fletes. Por eso es tan injusto el sistema de subsidios.

¿Qué va a pasar el 11 de agosto?

¿Usted vio lo que pasó en Misiones y en Neuquén en las elecciones provinciales y municipales? En Misiones, el gobernador Closs, un gobernador exitoso electoralmente que en las últimas parlamentarias había sacado el 70 por ciento, en esta elección sacó el 34. Perdió 36 por ciento de los votos. El radicalismo que disputaba palmo a palmo con el justicialismo sacó 18 por ciento. Un partido agrario, de los tabacaleros sacó el 14. Unión PRO (Ramón Puerta y Macri) sacaron el 7. Lo que muestra un panorama bastante cruel para la política. En Neuquén el intendente, que es una gran expectativa opositora, sacó el 22 por ciento. Le ganó el Movimiento Popular Neuquino con el 22,1 por ciento. El Frente para la Victoria, de los hermanos Parrilli, del senador Fuentes sacaron el 6 por ciento. No digo que eso vaya a pasar en todo el país, pero es una señal de disconformidad. Me parece que va a haber una sorpresa. No van sacar tantos votos y va a haber un replanteo de la política argentina. Yo tengo una gran esperanza de que sea el final de la crisis y que ahí empecemos a remontar para salir del estado de decadencia. Creo que Argentina puede cambiar.

Respecto a esta falta de hegemonía que usted avizora que puede darse en las elecciones de agosto. En 2009 sucedió algo parecido, pero en el 2011 el kirchnerismo logró recuperarse y retrocedieron los espacios opositores. ¿Cómo se hace en 2015 para llegar con otra fuerte alternativa presidencia que no sea oficialista?

Primero veamos que nos pasó en 2011. La oposición conducida por Francisco De Narváez, Felipe Solá, por Mauricio Macri que fueron los que le ganaron a la fórmula Kirchner, Scioli, Massa. Ellos actuaron como actúa una jauría de perros en la calle cuando pasa un auto. Corren al lado del auto. Usted para el auto y los perros quedan sorprendidos. Alcanzaron el objetivo y no sabe para qué ladraban. Usted los mira y los perros se desparraman, se van. No sabían para qué. Debemos construir una agenda, un plan estratégico. En 2009 nosotros propusimos asumir la presidencia de la Cámara de Diputados y Senadores. No se animaban. Muy bien, ponemos nuestros hombres. Yo propuse que Romero fuera el presidente provisional del Senado y que Ramón Puerta lo fuera en Diputados. Aceptaron los nombres pero no se animaron. Lilita Carrió dijo que no era republicano hacer eso. Consecuencia: no pudieron sancionar una sola ley. Porque Eduardo Fellner desde la Presidencia de la Cámara con toda habilidad impuso el sistema de sesiones especiales: las convocaba por pedido de la oposición y a la media hora levantaban por falta de quórum. Por pedido del oficialismo, estaba abierta la sesión hasta que consiguieran quórum. Eso quien lo decide: el Presidente. Entonces también lo hacen en el Senado. Y lo saben hacer, y lo saben aplicar. Parece intrascendente pero mire como lo aplicaron que la oposición no logra aplicar una sola ley y ellos sancionaron todas las leyes que quisieron. Eso es la estrategia que nos falta.

¿Qué piensa hoy del PJ?

Yo sigo siendo peronista y sigo abrazando la doctrina de Perón. La herramienta electoral, el Partido Justicialista está dominado por el kirchnerismo y está al borde de la extinción. No convocan al Congreso, al Consejo, a internas, y los mandatos están vencidos. En cualquier momento lo vuelve a gobernar Servini de Cubría. Es un partido sin doctrina y sin espíritu. Pero el peronismo sigue vivo en el pueblo.

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