Antes de partir hacia Brasil, el papa Francisco solicitó a los responsables de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que le organicen una reunión con la delegación de argentinos, que no estaba prevista en la agenda oficial, informó ayer el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.
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Antes de partir hacia Brasil, el papa Francisco solicitó a los responsables de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que le organicen una reunión con la delegación de argentinos, que no estaba prevista en la agenda oficial, informó ayer el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.
El alcalde explicó que estaban ajustando los detalles de la reunión del Santo Padre con sus compatriotas, que probablemente se realizaría el jueves, aunque aclaró que la fecha aún no está confirmada.
Ese pedido de último momento “demuestra una cierta imprevisibilidad del papa Francisco”, quien también decidió recorrer hoy el centro de Río de Janeiro a poco de arribar a la ciudad y antes de reunirse con la presidenta, Dilma Rousseff, lo que tampoco figuraba en la agenda.
La reunión con los argentinos, que con más de 40.000 personas será la delegación más numerosa de la Jornada, podría tener lugar en el Terreirao do Samba, en Plaza Once, centro carioca.
“La ciudad fue "invadida' por los argentinos. Invasión en el buen sentido”, aclaró Paes.
Los jóvenes, protagonistas
El papa Francisco dijo ayer en la plaza de San Pedro que esta semana debería ser llamada la Semana de la Juventud porque los jóvenes serán los protagonistas en alusión a su viaje a Río de Janeiro.
En la oración del ángelus, desde la ventana del tercer piso del palacio apostólico, el Papa pidió a los miles de fieles presentes que lo acompañen espiritualmente con la plegaria en su primer viaje apostólico.
“Veo escrito allá "Buen Viaje'. Gracias. Gracias.”, dijo Francisco refiriéndose a una gran pancarta desplegada en la plaza.
“Todos los que vienen a Río quieren escuchar a Jesús. Y quieren preguntarle: Jesús, ¿qué debo hacer de mi vida? ¿Cuál es el camino para mí?”, dijo el Santo Padre.
Y preguntó a los fieles: “¿Hay jóvenes hoy en la plaza? ¿Sí? También ellos deberían hacerle al Señor la misma pregunta”.
En la parte inicial de la plegaria del ángelus, el Papa se refirió a una parte del Evangelio de Marta y María en la que una le reprocha a la otra no ayudarla en las tareas domésticas y dedicarse sólo a la oración.
“Las dos actitudes no son opuestas. No deben estar separadas”, dijo Francisco.
“Una plegaria que no lleva nuestra acción hacia el hermano pobre, enfermo, desheredado, es estéril. Nuestro trabajo con el hermano necesitado nos lleva al Señor”, concluyó.