Ayer, el papa Francisco se pronunció en contra de la despenalización del consumo de drogas, y aseguró que esa medida no conseguirá reducir el número de dependientes. “La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”, dijo.
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Ayer, el papa Francisco se pronunció en contra de la despenalización del consumo de drogas, y aseguró que esa medida no conseguirá reducir el número de dependientes. “La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”, dijo.
“No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química”, dijo el Pontífice durante una visita en un ala de atención a consumidores en un hospital de Río de Janeiro. Agregó que el problema debe ser atacado de raíz, “promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”.
Se trata de una declaración política inusual por parte del jefe de la Iglesia católica, quien hasta ahora se había mantenido alejado de tales asuntos.
Fuera de protocolo
El papa Francisco rompió el protocolo y ordenó que el vehículo abierto en el que viajaba ayer se detuviera para que pudiera besar a algunos niños y saludar a los fieles apostados a ambos lados de una calle, cuando se retiraba de la ciudad de Aparecida, donde ofició su primera misa internacional desde que inició su papado.
El hecho ocurrió a la salida del seminario Bom Jesus, donde almorzó y descansó después de su homilía. Francisco bajó del vehículo y caminó al lado derecho del auto, estrechó manos y un feligrés le acercó un niño pequeño, envuelto en un abrigo y un gorro, al que besó.
Después se trasladó al lado izquierdo donde le acercaron otro niño de brazos, y al que también besó, antes de volver al vehículo, en el que continuó su camino hacia el helicóptero que lo llevó a Sao José dos Campos, en su trayecto de regreso a Río de Janeiro.
Prometió volver en el 2017
El papa Francisco dijo ayer que regresará en 2017 al mayor santuario católico de Brasil, dedicado a su patrona, la virgen Aparecida, cuando se cumplen 300 años del descubrimiento de su imagen. “Les voy a pedir un favor... recen por mí, recen por mí, lo necesito. Que Dios los bendiga. Que Nuestra Señora de Aparecida los cuide, y hasta 2017 que voy a volver”, dijo el Papa en español ante más de 200.000 fieles en Aparecida, a 180 km de San Pablo.
En octubre de 1717, en un valle del río Paraíba, en el estado de San Pablo, tres pescadores encontraron en sus redes una imagen de la virgen “Nossa Senhora da Conceição” (Nuestra Señora de la Concepción), a la que popularmente se la llamó “Aparecida”. La virgen negra fue proclamada patrona de Brasil en 1930.
El Papa hizo un test de español a los fieles, muchos provenientes de países de América Latina. “A ver, ahora me voy a dar cuenta si me entienden. Les hago una pregunta: ¿una madre se olvida de sus hijos?”, preguntó. “¡No!”, respondió la multitud eufórica que coreaba: “¡Francisco, Francisco!”.